El ex funcionario municipal Alberto Carimati declaró en fiscalía en la causa donde se lo acusa de difundir pornografía infantil y mencionó a su hija y su ex esposa como posibles usuarias de la computadora donde se encontró el material de pedofilia.

El ex director de la Agencia Urbana negó ser responsable de la difusión de imágenes encontradas en su notebook. Carimati aseguró que a su computadora tenían acceso su hija, su ex mujer y un amigo, a quienes les dejaba el aparato cuando viajaba. También mencionó que personas que lo visitaban en su vivienda tenían acceso al ordenador.

En otro de los puntos de la declaración, negó ser el propietario de la cuenta “alberto1968”, utilizada para el envío del material pornográfico. La fiscalía explicó que esa denominación se conformó con el nombre de pila del acusado y con el año anterior a su nacimiento.

Luego del testimonio de Carimati, la investigación ingresa en etapa final. Fuentes de la fiscalía explicaron que sólo resta analizar el informe de la empresa de telefonía celular que va a determinar dónde estaba Carimati cuando se enviaba el material pornográfico. Si la pericia indica que su celular fue captado por una de las antenas ubicadas cerca de su casa, su coartada se caería.

El ex titular de la Agencia Urbana del municipio podría recibir una pena que va desde los 6 meses a los 4 años de prisión por publicar y distribuir pornografía infantil.

El material analizado fue secuestrado el 21 de abril en Pedro Pico 455, donde vive Carimati junto con un familiar.

La causa se inició por una denuncia de una ONG de los Estados Unidos que, avalada por el congreso de ese país, hace monitoreos constantes en la web para detectar casos de pornografía infantil.

Esta agrupación, que tiene la página en internet missingkids.org, también cuenta con el apoyo de los grandes servidores.

Ellos detectaron 5 episodios donde se emitieron fotografías desde el nº de IP que corresponde al domicilio de Carimati.

Según mencionaron fuentes relacionadas con la causa la pedofilia en internet se divide en tres etapas:

El consumo de fotografías, que no es penado por la ley. El consumo y el intercambio, situación que se convierte en un delito y la más preocupante de todas que es la producción propia.