Karina Fassi, es cabildense y está radicada en Bahía Blanca. Se recibió de Contadora Pública. Nació con una lesión en la médula llamada espina bífida, que es una lesión en la médula ósea y deja secuelas a nivel neurológico. En su caso, le trajo problemas para caminar. Pasó por situaciones complicadas. Sufrió maltrato, discriminación y bullying. Tuvo lesiones, infecciones, fracturas en sus piernas y hasta estuvo en sillas de ruedas. “No tenía equilibrio, no tenía fuerza y una operación que me hicieron no salió bien y el consejo médico fue que buscara una linda silla de ruedas, con un lindo almohadoncito. ´La vida continúa, con una silla de ruedas pero continúa´, le dijeron. Pero ella no se resignó. “Yo decía ´al menos lo voy a intentar´. Me fui a la clínica Fleni a Buenos Aires. Lo intentamos de vuelta, la operación ahí sí salió bien y cambió mi vida para siempre”.
Para mejorar su calidad de vida, Karina realizó rehabilitación en el agua y eso hizo que descubra una de sus grandes pasiones: la natación en aguas abiertas. “Me dieron el consejo de hacer rehabilitación en el agua. Al principio fui a la pileta, pero a los pocos días dejé de llamarle rehabilitación para llamarle entrenamiento y descubrí algo que me encanta, que me apasiona, que es nadar aguas abiertas. Estoy nadando hasta 10 kilómetros. Desafíos de 10 kilómetros a nivel internacional. Hasta a mí me cuesta creerlo, pero arranqué nadando en una pileta. Aprendí a flotar en agosto del 2009, porque la operación en Fleni fue en el 2008 y estuve bastante tiempo en silla de ruedas”, relató Karina en Siete Mundo Especial.
Sobre los trabajos de rehabilitación, que luego se transformaron en un entrenamiento, recuerda como comenzó a mejorar de manera progresiva. “El primer trabajo era quedarme para ver cuánto aguantaba parada y después puedes ir logrando equilibrio y empezar a hacer ejercicios para lograr masa muscular. Llegué en muy malas condiciones a la pileta porque no me podía sostener parada mucho rato, entonces yo iba agarrándome de la pared. Y a la vez probé la sensación de flotar. ¡fue maravilloso. Me encantó! Después conocí gente de un grupo de acá de Bahía que nadaban aguas abiertas y me quise meter en el grupo que se hacen llamar Los Tiburones. Llegué a ser capitana del equipo”.
A esa primera experiencia en la pileta le siguieron otras increíbles. Primero comenzó a nada en lagunas como La Salada. Después los lagos del sur: el Aluminé, el Chocón, el Lácar, el Gutiérrez, el Correntoso, el Espejo, el Canal Beagle. Más tarde llegaron el Río Colorado, el Río Negro, el Quequén. Y después el mar: Mar del Plata, Necochea, Miramar, Monte Hermoso.
De pronto se le abrieron las puertas a nivel internacional. “Me invitó la FINA (Federación Internacional de Natación) a inaugurar y cerrar el mundial de Italia, en la isla de Capri hasta Nápoles con los 30 mejores nadadores del mundo. Para mí fue una experiencia increíble porque me permitió conocer a los mejores del mundo y conocer sus entrenadores y entrar en ese círculo. Me invitaron a nadar en México y el entrenador de la selección de México nadó los 10 kilómetros al lado mío. Y después me llega la propuesta de irme a nadar a Estados Unidos en el río Hudson, en Nueva York y pasar nadando delante de la estatua de la Libertad. Y después me vi nadando uniendo islas en Brasil, en Colombia. Después me fui a Turquía a hacer el estrecho del Bósforo y nadé 7 kilómetros uniendo Europa y Asia junto a 2.400 nadadores de todo el mundo y yo era la única argentina en ese evento”, recordó.
“La realidad supera mis sueños, porque de pasar de “la vida continúa, en silla de ruedas, pero continúa” me estoy recorriendo el mundo y nadando en cuanto lago, río, mar se me ocurre y en total libertad, sin depender de nada”.
Esa superación constante, hizo que le surgiera la necesidad de contar sus experiencias. Comenzó a dar charlas motivacionales y escribió dos libros. “El primer libro fue “El poder de querer” y sirvió para ayudar a mucha gente. Y ahora, este segundo libro (“Abrazar la vida”) potencia todo lo que yo quiero expresar, que es la idea de superación, de no bajar los brazos, de luchar por los sueños. Y hablo mucho de mi principal herramienta que es la fuerza de voluntad para para cumplir los sueños”.
“Descubrí que genero en otras personas cierta ilusión o esperanza. Porque empecé a dar charlas motivacionales y me di cuenta que cuando terminaba veía un brillito, una ilusión de esperanza. Cada uno tiene que generar sus propios sueños y utilizarlos como motivación para salir a veces de situaciones adversas”, contó en Siete Mundo Especial.
Esta entrada ha sido publicada el 14 de mayo, 2022 22:32
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