Cristina tiene 40 años, hace 4 años comenzó esta tortura pero su realidad era distinta, en principio tenía obra social. Una lesión en el tobillo, una mala operación, una infección no atendida a tiempo.

Interconsultas hasta llegar al Hospital Penna, donde es operada, pero al tiempo detectan que tiene un tumor.

Cristina hace un año no duerme, no puede vivir por el dolor, se maneja con muletas, llora y sufre.

Según contó va todas las semanas al hospital porque deben realizarle la extracción de esta prótesis que el cuerpo rechazó y aún no le dan turno. Esta desesperada. Reclama al hospital que le de prioridad.