Desde el colegio de farmacéuticos, adviertieron sobre la dificultad de encontrar repelentes en el mercado. Las marcas líderes son escasas, y lo poco disponible suele ser de versiones más costosas, que ofrece protección adicional para la piel pero no se diferencia en efectividad para repeler mosquitos.

Las marcas alternativas tampoco son abundantes. La popular marca Johnson & Johnson, por ejemplo, apenas llega en cantidades limitadas a las farmacias y droguerías, agotándose rápidamente.

El precio es otro factor preocupante. Mientras que los repelentes de marcas reconocidas oscilan entre 12.000 y 13.000 pesos, las alternativas son más accesibles, rondando los 6.000 a 8.000 pesos, dependiendo de la marca y la presentación. La mayoría de estos productos se presentan en aerosol, aunque también existen opciones en crema, aunque menos comunes.

El desabastecimiento no es nuevo, pero se ha agravado desde febrero, coincidiendo con el aumento de casos de dengue. Antes, la gente no prestaba mucha atención, pero ahora, con la creciente amenaza del virus, la demanda ha superado con creces la oferta disponible.

Según Marina Etcheum, la presidenta del colegio de farmacéuticos, esta situación no tiene precedentes recientes. La producción nacional no logra satisfacer la demanda, especialmente en áreas con altos índices de casos de dengue, como la capital y otras provincias. Esto ha llevado a un aumento generalizado de precios en todos los productos relacionados, incluidos los repelentes.

Sin embargo, algunas farmacias han tomado la iniciativa de producir sus propios repelentes, utilizando ingredientes como la citronela. Aunque es una solución parcial, también enfrentan desafíos para adquirir los ingredientes necesarios, ya que estos también han experimentado aumentos significativos de precio y escasez en el mercado.