Carlos Cheñesvar, director del ICIC Conicet, ofreció una detallada explicación sobre el escaneo del iris y sus implicaciones biométricas. Según Cheñesvar, esta técnica representa una medida biométrica de alta precisión, comparable con las huellas digitales pero significativamente más exacta.

Las huellas digitales, utilizadas desde hace más de un siglo, son eficaces para diferenciar individuos, aunque su nivel de exactitud es superado por el escaneo del iris. Este último ofrece una cantidad de combinaciones única, prácticamente equivalente a la cantidad de átomos en el universo. Esto implica que cada persona cuyo iris es escaneado posee un identificador único, comparable con un documento nacional de identidad intransferible.

Sin embargo, el escaneo del iris plantea ciertas controversias, especialmente cuando es llevado a cabo por empresas privadas. La preocupación radica en el uso y seguridad de los datos recopilados. Sin embargo, surgen preguntas sobre la finalidad de recabar esta información y si existen garantías de seguridad y privacidad para los usuarios.

Además, la posibilidad de utilizar el escaneo del iris para acceder a dispositivos bancarios u otras aplicaciones presenta riesgos potenciales. Aunque se promueve como un método de seguridad inviolable, la vulnerabilidad a la piratería y el uso no autorizado de los datos plantean preocupaciones legítimas.

En muchos países, incluyendo España, Portugal y Francia, se han impuesto prohibiciones debido a la falta de claridad sobre el uso y la seguridad de los datos biométricos, así como la ausencia de garantías para los usuarios que deseen retirar su consentimiento.

En Argentina, donde aún no existe una regulación nacional al respecto, se están evaluando medidas preventivas frente al escaneo del iris.