Por segundo fin de semana consecutivo, las autoridades locales procedieron a clausurar el local de los Vidal Ríos, en Güiraldes 97, luego de que el lugar violara una faja de clausura previa y reabriera sus puertas de manera ilegal. Además, se realizó el desalojo de otra fiesta en una vivienda particular ubicada en Manuel Molina al 1700, tras recibir múltiples denuncias de los vecinos. Las actas correspondientes de ambos eventos fueron enviadas al Tribunal de Faltas.
Martín Pacheco, subsecretario de protección ciudadana, qien lidera el operativo junto a la policía de la jurisdicción, explicó las dificultades que implica intervenir en fiestas realizadas en viviendas particulares, ya que, a diferencia de los locales comerciales, no se puede proceder con una clausura directa. En estos casos, se realiza un desalojo del lugar y se labran las infracciones correspondientes, que luego son remitidas al Tribunal de Faltas para su evaluación.
Pacheco subrayó que el trabajo es “arduo y comprometido”, dado que muchas veces los asistentes se niegan a abandonar las fiestas, prolongándolas hasta altas horas de la madrugada. “Es un trabajo peligroso para los inspectores, ya que la gente suele estar alterada y no quiere irse“, comentó.
La Guardia de Fiscalización del municipio recorre distintos sectores de la ciudad en respuesta a las denuncias de los vecinos, quienes se quejan principalmente por el ruido y las molestias que generan estos eventos. Para agilizar las intervenciones, Pacheco recomendó a los vecinos llamar al 911, desde donde se coordina con las autoridades municipales y la policía para desactivar las fiestas y restablecer el orden.
En cuanto a la legalidad de estas actividades, los inspectores señalaron que muchos locales no cuentan con la habilitación correspondiente y que, tras las 5:30 de la mañana, la normativa exige que cualquier evento que se realice esté regulado bajo una ordenanza específica, además de ajustarse a la ley nacional.