Tras las fuertes inundaciones del pasado 7 de marzo, que castigaron con dureza al cordón productivo del sector del Sauce Chico, varios productores lograron regresar a la tradicional feria del Parque Noroeste. Sin embargo, muchos todavía no pudieron recomponerse del todo y la situación sigue siendo crítica.
“El agua arrasó con todo: invernaderos, cosechas y mercadería lista para vender. Algunos compañeros perdieron absolutamente todo”, relató uno de los feriantes que logró volver a montar su puesto. En su caso, pudo rescatar parte de la producción gracias a un trabajo contrarreloj para contener el arroyo: “Tapamos con bolsas, estuvimos todo el día levantando la parte baja para que no entre el agua. A mí se me mojó una parte, pero la otra la salvamos”.
Desde la feria explicaron que la mayoría de los puestos pertenecientes a pequeños productores del Sauce Chico no pudieron volver. “Tenemos muchos compañeros que no están viniendo porque se les estropeó toda la mercadería. Les cuesta conseguir préstamos para arrancar de nuevo. Está muy complicado”, comentaron desde la organización del mercado.
El acceso a la ayuda oficial es otro obstáculo. “Muchos no tienen fotos para demostrar lo que pasó en ese momento, y una de las condiciones para acceder a la asistencia municipal es presentar ese tipo de documentación. Pero nadie se pone a sacar fotos cuando está intentando salvar su producción”, reclamó una de las productoras.
Además, el acceso al crédito bancario es prácticamente inviable para muchos. “No todos están con los papeles en regla, y sin garantías no podés demostrar que vas a poder pagar una cuota. Todo cuesta. Todo influye”, agregaron.
En este contexto, el regreso a la feria representa un pequeño alivio, tanto para los productores como para los consumidores. “Estas ferias ayudan mucho, son clave para mantener el negocio, aunque sea a flote. Y también para la comunidad, que accede a verduras frescas a buen precio”, destacaron.
La crisis dejó a la vista una vez más la fragilidad del entramado productivo local frente a eventos climáticos extremos, y la falta de herramientas estructurales para su recuperación. “Se perdieron puestos de trabajo, se arruinó producción, y todavía cuesta volver a levantar”, resumieron desde el sector.
