Mientras se acerca el segundo mes desde las históricas inundaciones que azotaron la ciudad, recorrer el Canal Maldonado en el tramo de avenida La Plata y calle Francia permite comprobar que las marcas del desastre siguen presentes. Placas de hormigón desplazadas, terraplenes desmoronados, veredas destruidas y un paisaje aún hostil dan cuenta del impacto que tuvo el agua en este sector urbano y del escaso avance en las obras prometidas.
A diferencia de lo observado semanas atrás en el parque de Mayo, donde se había iniciado la remoción de escombros y se trabajaba en el recauce del arroyo Napostá, en esta parte del canal Maldonado no se han realizado tareas de limpieza ni intervenciones estructurales. Las losas de hormigón permanecen rotas, muchas desplazadas de su lugar original, y el terreno continúa inestable. Esta situación no solo refleja la magnitud de la destrucción, sino que mantiene en alerta a los vecinos, especialmente cuando el pronóstico anuncia lluvias intensas.
Cada vez que el Servicio Meteorológico Nacional emite una alerta, aunque sea amarilla, el temor se reactiva. La imagen de calles anegadas, casas inundadas y zonas socavadas aún está fresca en la memoria de los vecinos. Hoy, aunque el caudal de agua visible es menor, la sensación de vulnerabilidad persiste. La vereda en el sector de la bicisenda, por ejemplo, quedó reducida a un estrecho margen de paso, con zonas intransitables que representan un riesgo concreto para quienes circulan a pie o en bicicleta.
En paralelo, el debate técnico y político sobre el futuro del canal avanza. Desde la Provincia, se anunció que ya está aprobado el retiro de las losas de hormigón existentes, que serán trituradas y reutilizadas como material para relleno de calles. Pero lo que aún se espera con expectativa es la definición del nuevo diseño hidráulico que deberá absorber el caudal de futuras lluvias intensas, cada vez más frecuentes por los efectos del cambio climático.
Uno de los proyectos sobre la mesa, presentado por el ingeniero Scheffer, plantea una modificación importante en la estructura del canal: aprovechar el espacio de las veredas para ampliarlo lateralmente y construir un paredón de aproximadamente un metro de altura. La idea apunta a contener mayor volumen de agua sin recurrir a una profundización del canal, algo inviable en ciertos tramos urbanos. Pero esta propuesta requerirá, además, la reconstrucción de varios puentes que hoy se encuentran dañados o directamente inutilizables.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires llegará a Bahía Blanca en los próximos días para participar de una reunión clave con el comité técnico encargado de definir las obras hidráulicas. Se espera que allí se presente un primer plan de intervención integral. Desde el Ejecutivo provincial se aseguró que los fondos están disponibles, a través de créditos internacionales. El desafío será que estos anuncios se conviertan en obras concretas que comiencen lo antes posible.
