La situación en el frigorífico Viñuela llegó a un punto límite. Este martes, los trabajadores del establecimiento volvieron a manifestarse reclamando lo básico: el cobro de sus sueldos, el acceso a una obra social, la activación de su ART y el cumplimiento de sus aportes jubilatorios. Muchos no cobran desde diciembre del año pasado. Algunos casos arrastran seis meses sin percibir salario alguno. La angustia crece día a día, y la respuesta de la empresa es nula.
Pablo Barayazarra, secretario general del Sindicato de la Carne, detalló el estado de emergencia que atraviesan los empleados. “La situación del frigorífico es crítica desde hace al menos dos años. Ya venía con problemas, pero cuando se cambió la conducción y se entregó la concesión a nuevos directivos, lejos de mejorar, empeoró”, afirmó.
Los números hablan por sí solos. Según el dirigente sindical, hay trabajadores que llevan medio año sin cobrar sus sueldos, mientras que otros no tienen cobertura médica ni ART desde hace más de dos años. Los aportes jubilatorios tampoco se realizan desde entonces. “Los compañeros le pusieron el cuerpo, quisieron levantar el frigorífico, pero esta gente los usó. Vendieron propiedades de la empresa y nada de eso llegó a los trabajadores, a pesar de que el síndico lo había prometido”, denunció Barayazarra.
El establecimiento, además, se encuentra actualmente suspendido por SENASA, lo que agrava el panorama. “La empresa sigue prometiendo que va a reactivarse, que mañana o pasado vuelve a funcionar, pero no tienen la capacidad económica para cumplir con los requisitos que exige SENASA”, agregó el dirigente.
Las reuniones en el Ministerio de Trabajo tampoco arrojaron resultados. “No hubo avances. No tienen propuestas ni previsibilidad. Los trabajadores siguen con hambre y la empresa solo busca sostenerse sin pagar ni despedir, porque no tienen recursos para hacerlo ni tampoco quieren asumir la quiebra”, explicó.
El nivel de actividad también cayó de forma drástica. De faenar entre 90 y 100 animales por semana, el frigorífico pasó a procesar apenas 30 o 40. Esto, sumado a la desconfianza de los clientes por las deudas acumuladas, profundiza el colapso de una estructura que ya parece insostenible.
“Estamos pidiendo lo mínimo: que se respeten los derechos laborales y que se dé una solución concreta. No podemos seguir esperando promesas mientras nuestros compañeros no pueden llevar un plato de comida a sus casas”, cerró Barayazarra.
Esta entrada ha sido publicada el 20 de mayo, 2025 12:47
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