Un relevamiento realizado por el CREEBBA reveló el fuerte impacto que la inundación del 7 de marzo tuvo sobre el entramado empresarial local, con un golpe particularmente severo en el sector comercial. El estudio se realizó como un informe extraordinario dentro del monitoreo económico regional que el organismo publica bimestralmente, aprovechando el vínculo directo que mantiene con empresas locales.
Según explicó Constanza Obiol, economista del CREEBBA, uno de los datos más relevantes del relevamiento es que, en promedio, las empresas afectadas estuvieron ocho días sin poder operar, una cifra considerable especialmente para el comercio, que depende del movimiento diario.
“El sector más afectado fue claramente el comercio: hubo pérdidas de mercadería, daños en instalaciones y locales, y una fuerte caída en los márgenes de ganancia”, detalló Obiol.
El 19% de las empresas encuestadas reportó daños graves y el 43% reconoció afectaciones significativas en sus márgenes de ganancia. Solo una minoría dijo no haber tenido inconvenientes o pérdidas leves.
El informe también indagó en el impacto humano que tuvo el desastre natural dentro del ámbito laboral. El 70% de las empresas declaró haber ayudado a sus empleados, ya sea con elementos materiales, como colchones u otros bienes perdidos o con apoyo económico. El dato adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que el 54% de los empresarios también sufrió daños en sus propias viviendas, una doble afectación que complicó aún más la continuidad operativa.
En cuanto a pedidos de subsidios o asistencia estatal, apenas el 30% de los empresarios realizó algún tipo de gestión ante organismos municipales, provinciales o nacionales. El resto no inició trámites, ya sea por desconocimiento, falta de acceso o porque no calificaba para los programas disponibles.
Pese a las dificultades, el nivel de empleo se mantuvo relativamente estable: más del 50% de las empresas conservaron a su personal. De hecho, los indicadores del CREEBBA muestran un fuerte compromiso por parte de los empleadores para sostener sus planteles en medio de la emergencia.
Un leve repunte en abril
Aunque marzo marcó el punto más bajo en cuanto a ventas y actividad comercial, abril mostró señales de recuperación en algunos rubros. Comercios dedicados a la venta de muebles, colchones y vehículos registraron una leve reactivación. “Esto tiene que ver con que muchas familias perdieron bienes materiales esenciales durante la inundación”, explicó Obiol.
Expectativas moderadamente positivas
A pesar del golpe, las expectativas a mediano plazo son levemente optimistas. El último informe del CREEBBA muestra una baja en las proyecciones inflacionarias de las empresas: del 28% al 26% anual, lo que indica una tendencia a la estabilización.
“Dentro de todo el problema que enfrentó la ciudad, hay destellos de esperanza. Muchas empresas que cerraron están reabriendo y, en general, hay expectativas positivas de cara a los próximos meses”, concluyó Obiol.
