Cintia Rocha es mamá de una joven de 29 años con diagnóstico de bipolaridad y trastorno límite de la personalidad. Esta semana, atravesaron una nueva crisis y, según cuenta, el sistema volvió a fallar.
“Es la segunda vez que me toca pasar por este sistema que no responde a una urgencia. Cuando pasan estos casos, uno va al juzgado, el juzgado da una orden a la comisaría, y la comisaría debería salir a buscar a la persona. Pero eso no pasa. No hay patrullero, no hay coordinación”, explicó.
Fue ella quien llevó a su hija al hospital Penna. “Pidió por favor que se la interne, que no podía con su cabeza. La médica dijo que estaba consciente y que no necesitaba internación. Me la mandaron a un centro comunitario. Pero cualquier psiquiatra te puede decir que una persona con patología dual necesita internación urgente”.
Su preocupación no es solo por su hija, sino también por su nieto de 4 años, que está bajo tratamiento por el estrés que vive en su entorno familiar. “Yo ya estoy con problemas de salud, entrando en depresión. Mi nieto también está medicado. Vivo con el teléfono en la mano porque no sé cuándo mi hija va a tener un brote. A veces se olvida de buscar al nene al jardín, o se duerme por la medicación. Es muy difícil vivir así, todo el tiempo es un riesgo”.
Cintia llevó su reclamo a la mesa de salud del municipio y lo único que le dijeron fue que “se necesita tiempo y voluntad”, pero para ella esa respuesta es inaceptable: “La voluntad es lo que le piden a alguien que está enfermo, cuando justamente no puede. Y el sistema tampoco pone la voluntad que hace falta. Por eso pido que se escuche a los padres, que se acerquen a los grupos, que vean lo que está pasando. No soy la única. Cada vez hay más casos y la salud mental está fallando todos los días”, reclamó.
