Bahía

Un laboratorio de neurociencias analiza el impacto emocional de la catástrofe climática

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Bahía Blanca no volvió a ser la misma desde la catástrofe climática de diciembre de 2023 y la reciente de 2025. Las pérdidas humanas, materiales y simbólicas generaron una huella profunda en la población. A partir de esta crisis, un equipo de psicólogas decidió estudiar cómo atraviesa emocionalmente esta situación la comunidad local. El trabajo forma parte de una investigación en curso impulsada por un laboratorio de neurociencias afiliado a la Escuela Sistémica Argentina, con el aval de la Universidad de Flores.

Venimos trabajando desde 2022 en investigaciones sobre eventos extremos, como los incendios en la Patagonia“, explican las psicólogas Mariana Bertucci y Paula Kraser, responsables del estudio. “La catástrofe que vivió Bahía Blanca en diciembre nos llevó a reformular nuestro enfoque y comenzar, en marzo de 2025, una investigación específica sobre los estados emocionales y las estrategias de afrontamiento de los y las bahienses”.

El relevamiento se realiza de manera online, mediante un formulario de Google que circula por redes sociales y canales digitales del equipo. La encuesta incluye datos personales, detalles sobre pérdidas sufridas durante la inundación, experiencias de colaboración con familiares o tareas de voluntariado, y un apartado clave: los síntomas emocionales experimentados durante y después del evento, así como los recursos que cada persona ha desarrollado para sobrellevar la situación.

Hasta el momento, ya participaron más de 690 personas. El objetivo es ambicioso: alcanzar al menos 1.000 encuestas completas, con representación de todos los barrios de la ciudad. “Queremos que el resultado refleje lo más fielmente posible la realidad emocional que atraviesa hoy Bahía Blanca. Es un evento que nos sigue movilizando y que claramente dejó marcas profundas”, asegura Bertucci.

Uno de los hallazgos preliminares más relevantes es que más del 50% de los encuestados continúa con sintomatología emocional persistente. “Muchos manifiestan angustia, ansiedad, dificultades para retomar la rutina. En muchos casos, estos síntomas afectan su bienestar general y dificultan una vida similar a la que llevaban antes de la inundación”, advierte Kraser. “Podemos decir que la comunidad, en gran parte, sigue en estado de shock”.

Esta investigación no busca solo reunir datos, sino convertirse en una herramienta concreta para la acción. “Vamos a compartir los resultados con instituciones municipales, provinciales y nacionales, porque el conocimiento tiene que servir para actuar. Queremos aportar herramientas para pensar políticas públicas que contemplen la salud mental como una prioridad frente a catástrofes como la que vivimos y las que puedan venir”, enfatiza Paula.

En base a estudios anteriores, como los realizados tras los incendios en la Patagonia, las especialistas destacan el valor fundamental del acompañamiento psicológico y la contención comunitaria. “El apoyo recibido durante los primeros seis meses tras una catástrofe puede marcar una diferencia enorme. Por eso insistimos: esto también es una forma de rehabilitación, como la de cualquier otro problema de salud”.

Esta entrada ha sido publicada el 3 de junio, 2025 15:02

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