Un diploma, un abrazo y un héroe: el homenaje a Rubén Zalazar que unió a dos familias atravesadas por la tragedia

En un emotivo acto realizado en el Concejo Deliberante de Viedma, la concejal Natalia Macri impulsó un homenaje póstumo a Rubén Zalazar, el hombre de 43 años que perdió la vida en un intento heroico por rescatar a Marina Haag y sus dos hijas, Pilar y Delfina, durante el temporal que azotó la localidad de General Daniel Cerri en marzo.

El reconocimiento consistió en la entrega de un diploma de honor por su valentía y solidaridad, una distinción que fue recibida con profunda emoción por Valeria, pareja de Rubén, y por su hija de apenas cuatro años, Lupe. Pero lo que marcó la jornada fue algo aún más profundo: el primer encuentro presencial entre Valeria y Marina, la madre de las niñas a las que Rubén intentó salvar.

“El día anterior a la sesión, Valeria me avisó que iba a venir también Marina”, relató la concejal. “Fue un momento doblemente conmovedor. Sabíamos que sería una ceremonia fuerte, pero nadie imaginaba que viviríamos ese encuentro entre dos mujeres que habían estado en contacto permanente desde la tragedia, pero que nunca se habían visto cara a cara”.

La escena fue íntima y desgarradora. Marina, madre de Pilar y Delfina, no podía quitarle la mirada a Lupe, la hija de Rubén. “Fue como ver reflejadas vidas cruzadas por el dolor y la esperanza. Rubén tenía hijos de la misma edad que las niñas que intentó rescatar. Esa conexión, esa empatía, fue lo que lo llevó a actuar sin dudar”, señaló Macri.

Rubén no era de Cerri. Había viajado para hacer una revisión técnica vehicular. Ya de regreso a Viedma, se encontró con una familia atrapada en medio de la inundación y decidió intervenir. No lo pensó. Se lanzó al agua para ayudar. Su decisión le costó la vida, pero su gesto se volvió eterno.

“El acto no solo fue un homenaje, fue una lección”, concluyó Macri. “En un tiempo donde muchas veces nos olvidamos del otro, Rubén nos recordó lo esencial: que la vida vale más cuando se da por los demás”.

Tras el acto, Marina y Valeria se quedaron conversando en la plaza frente al Concejo. Dos mujeres unidas por un mismo dolor, compartiendo silencios, reconstruyendo memoria, aferradas a un gesto que, en medio del desastre, dejó una huella imborrable de humanidad.