Ardor al orinar, necesidad urgente y frecuente de ir al baño, molestias en la parte baja del abdomen. Sí, la temida cistitis, nombre popular de las infecciones urinarias bajas, es más común de lo que muchos piensan. Según el Dr. Freddy Romanelli, urólogo jerarquizado, entre el 60% y el 80% de las mujeres tendrán al menos un episodio en algún momento de su vida. Pero este no es un problema exclusivo del género femenino ni de una sola etapa: “La infección urinaria puede aparecer desde el nacimiento hasta la vejez, en hombres y mujeres por igual”, afirma el especialista.
La cistitis es molesta, sí, pero puede volverse peligrosa si no se trata correctamente. “La mayoría de los cuadros son leves y responden bien al tratamiento, pero nunca hay que subestimarlos. Una infección mal curada puede subir hasta los riñones y convertirse en una pielonefritis, con fiebre, escalofríos y dolor lumbar, y dejar secuelas como cicatrices renales”, advierte Romanelli.
Una idea habitual es que si nos dicen “infección urinaria” corremos a tomar un antibiótico, pero si nos dicen “cistitis”, esperamos a que pase sola. Ese, explica el urólogo, es uno de los errores más comunes. “No hay que automedicarse. Antes de tomar cualquier antibiótico, hay que recolectar una muestra de orina para urocultivo, guardarla en la heladera, y después sí tomar la medicación. Aunque no funcione, al menos el médico podrá corregirla después con el resultado del estudio en mano”.
“El 85% de estas infecciones las provoca la Escherichia coli, una bacteria presente en la materia fecal de todos”, dice el especialista. La anatomía femenina con una uretra más corta y cercana al ano facilita su entrada. A eso se suman los cambios hormonales a lo largo de la vida: la menarca, las primeras relaciones sexuales, el embarazo y la menopausia, etapas que pueden aumentar la vulnerabilidad.
Y cuando los episodios se repiten, más de tres veces al año, se considera una infección urinaria recurrente y requiere estudio. “Ahí hay que buscar factores predisponentes, como alteraciones anatómicas o funcionales”.
Romanelli deja una especie de “manual básico” para reducir los riesgos:
Sin alarmismo, pero con firmeza, Romanelli aclara: “No vas a llegar a una insuficiencia renal por una pielonefritis tratada a tiempo. Pero si la dejás pasar, podés tener consecuencias años después”.
En un tiempo donde la gente anda con la botella de agua en la mano como una extensión del cuerpo, parecería que esta parte de la prevención ya está incorporada. Aun así, el mensaje es claro: lo común no deja de ser serio por su frecuencia. Y la cistitis, si bien es tratable, merece atención.
Esta entrada ha sido publicada el 11 de junio, 2025 17:22
Deja un Comentario