Bahía

Pantallas, ojos y sueño: cómo afecta el uso excesivo de dispositivos a nuestra salud visual

Compartir

El doctor Gustavo Fabián Erburu, especialista en oftalmología, advierte sobre una problemática silenciosa pero cada vez más extendida: los efectos de la exposición prolongada a pantallas en la salud visual. Desde la aparición del COVID-19, el tiempo frente a monitores, celulares y tablets creció de forma exponencial, tanto por motivos laborales como por ocio. Y con él, también crecieron los síntomas: fatiga ocular, visión borrosa, ardor y sequedad en los ojos.

El principal motivo es que, cuando miramos una pantalla, parpadeamos mucho menos. Pasamos de unas 15 a 20 veces por minuto a la mitad o incluso menos. Eso reseca la superficie ocular y puede generar incluso lagrimeo o visión borrosa”, explica Erburu.

Pero los problemas no terminan ahí. Hay un enemigo invisible que también juega en contra: la luz azul. Esta frecuencia lumínica, que forma parte del espectro solar natural, también está presente en las pantallas. Y su impacto va más allá de los ojos. Tiene un efecto directo sobre nuestro ciclo de sueño: inhibe la producción de melatonina, la hormona que nos prepara para descansar.

La luz azul durante el día estimula, pero durante la noche confunde al cuerpo. Le dice que todavía no es momento de dormir”, subraya el especialista. Por eso, una de las recomendaciones clave es evitar el uso de pantallas al menos una o dos horas antes de acostarse.

La situación se vuelve aún más preocupante en adolescentes y niños. “El uso prolongado genera un esfuerzo de enfoque que favorece la aparición de miopía. Se estima que para 2050, la mitad de la población mundial será miope. En los chicos, la exposición excesiva se relaciona directamente con este aumento, especialmente si no se compensa con tiempo al aire libre”, detalla Erburu.

Frente a este panorama, hay hábitos simples que pueden marcar la diferencia. Una de las estrategias más efectivas es la regla 20-20-20: cada 20 minutos frente a una pantalla, mirar durante 20 segundos a un punto lejano, al menos a seis metros. Esto permite relajar la musculatura ocular y recuperar la lubricación natural a través del parpadeo.

También se recomienda el uso de anteojos con filtro para luz azul y tratamiento antirreflejo, así como lágrimas artificiales en los casos que lo requieran, siempre bajo indicación médica. Y, aunque a algunos les resulte incómodo, mantener un brillo adecuado en el dispositivo también ayuda. “El contraste entre la luz del ambiente y la del monitor debe ser el menor posible. Ni muy alto ni muy bajo. La luz natural es buena, pero debe venir de costado, nunca de frente ni por detrás”, aclara el doctor.

Esta entrada ha sido publicada el 1 de julio, 2025 14:24

Deja un Comentario
Etiquetas: ojospantallasalud