Bahía

“Se vive con mucha emoción”: la aparición del nieto 140, un triunfo de la memoria, la ciencia y la lucha colectiva

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Alejandra Santucho, integrante de H.I.J.O.S., sintetizó en una frase todo lo que estalló este lunes cuando se confirmó una nueva restitución de identidad en la Argentina: apareció el nieto 140. Su nombre todavía se preserva, su historia empieza a rearmarse. Lo que sí se sabe es que nació el 17 de abril de 1977, en el centro clandestino conocido como “La Escuelita”, en Bahía Blanca. Es hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, desaparecidos desde el 16 de diciembre de 1976, cuando ella cursaba el quinto mes de embarazo.

Se vive con mucha alegría, con mucha emoción“, repitió Santucho una y otra vez, casi como un mantra que intenta contener lo incontenible. Y no es solo felicidad individual: es la emoción de las luchas que no se rinden, del trabajo incansable de las Abuelas, del testimonio clave de sobrevivientes como Alicia Partnoy, de la militancia de los organismos de derechos humanos y de cada pieza humana que insistió en la verdad, incluso cuando todo parecía borrado.

No es la culminación, porque esto sigue por todos los que faltan, pero sí es el resultado de una lucha colectiva”, remarcó Alejandra, reconociendo que este hallazgo tiene muchas autorías: los que denunciaron, los que sostuvieron el reclamo, los que se sumaron a la búsqueda, los que creyeron, aun cuando los verdugos jamás hablaron.

El hallazgo fue posible gracias a una estructura única en el mundo: el Banco Nacional de Datos Genéticos, que conserva las muestras de los familiares de desaparecidos y permite las identificaciones mediante análisis científicos rigurosos. Santucho lo señaló con claridad: “La ciencia es fundamental. Hay que extraerse un ADN, cotejar sangre, trabajar con equipos profesionales serios. Sin el Banco, esto no sería posible”. También destacó el rol de la CONADI (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) y la necesidad de defender estas instituciones frente a los intentos de desfinanciarlas o desmantelarlas.

Pero además, esta historia es un recordatorio potente sobre las deudas del Estado. “Fue el Estado el que desapareció, torturó y robó bebés. Hoy, el Estado democrático tiene la responsabilidad de seguir buscando a los más de 300 nietos y nietas que aún viven con identidades falsas. Son desaparecidos con vida. La verdad también se hereda”, dijo con contundencia.

Este nieto, que aún no hizo pública su identidad, vivió 49 años sin saber quién era. Lo que decida hacer con esa verdad le pertenece solo a él. Pero para los que luchan desde hace décadas, su aparición es una victoria que repara y, al mismo tiempo, duele: porque confirma que todo fue cierto, que los relatos no eran exageraciones, que el horror tuvo método y plan.

Adriana, la hermana del nieto 140, apenas pudo responder algunos mensajes. “Estaba estallada de emociones, pero se la vio muy feliz”, contó Alejandra. La historia de su hermano es parte de un rompecabezas mayor, que se sigue armando con retazos de memoria, archivos, relatos de sobrevivientes y voces que nunca se apagaron.

Hoy, como ayer, cada restitución es una llamada a la acción: a seguir buscando, a seguir creyendo, a seguir difundiendo. “Desde que se conoció la noticia, ya empezaron a llegar consultas. Por eso es tan importante hablar de esto”, explicó Santucho.

En Bahía Blanca, quienes tengan dudas sobre su identidad pueden acercarse a la Red por el Derecho a la Identidad, que articula con Abuelas de Plaza de Mayo. También pueden contactar a H.I.J.O.S., o directamente a Abuelas, a través de sus redes sociales.

Esta entrada ha sido publicada el 8 de julio, 2025 12:31

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Etiquetas: nietosantucho