Tras la inundación del pasado 7 de marzo, Bahía Blanca comenzó a transitar un proceso complejo, prolongado y decisivo, la reconstrucción integral del Canal Maldonado. Lo que empezó como emergencia se fue consolidando en obra pública planificada y ejecutada en etapas, con financiamiento confirmado y un horizonte de trabajo que se extenderá por al menos tres años.
“La clave es transformar el desastre en obras”, aseguró el secretario de Obras Públicas, Gustavo Trankels, en diálogo con Canal Siete, donde detalló los avances de un proyecto que, más allá del canal en sí, incluye puentes, sumideros, gestión integral de cuencas y trabajos en zonas rurales aguas arriba.
Del anuncio a los hechos
Según Trankels, el diseño del nuevo canal responde al plan original trazado tras la catástrofe. “Lo que hubo fueron avances en el sentido de que esos anuncios se fueron transformando en realidades”, explicó.
Actualmente se continúa con el retiro de las losas de hormigón del canal, un volumen que, de no tratarse, se hubiera convertido en un pasivo ambiental de magnitud. La novedad es que ese material no será desechado: se tritura para reutilizarlo en la consolidación de calles de tierra, una acción que suma eficiencia y sostenibilidad.
Las obras en ejecución
Antes de fin de año comenzarán cuatro intervenciones clave ya adjudicadas o en proceso: tres nuevos puentes (en Don Bosco, Pampa Central y un puente ferroviario adyacente) y la reparación de 250 sumideros distribuidos en distintos barrios de la ciudad.
“Son bocas de tormenta antiguas, con baja capacidad de captación”, detalló Trankels. Serán reemplazadas por estructuras tipo S3, con mayor superficie de absorción y nuevas cañerías que mejorarán el drenaje superficial.
Una obra mayor: reconstruir el canal completo
El plato fuerte es la reconstrucción total del canal Maldonado, dividida en cuatro etapas y con una inversión superior a los 109.000 millones de pesos. La licitación pública será el paso siguiente. Se espera adjudicarla el año próximo y, desde allí, comenzar con la obra más compleja del paquete. Su ejecución llevará unos tres años, aunque otras tareas seguirán en paralelo.
Para sostener el ritmo, tanto el intendente como el gobernador Axel Kicillof trabajan en asegurar los recursos necesarios para cada fase.
La mirada en la cuenca completa
El abordaje no se limita al casco urbano. También se proyecta una consultoría de entre 15 y 18 meses que estudiará todas las cuencas que llegan a Bahía Blanca: Sauce Chico, los dos Saladillos, Napostá. El objetivo: diseñar un sistema integral de gestión del agua, desde la zona de sierras hasta el ejido urbano.
Allí entran en juego proyectos antiguos y nuevas tecnologías. “Hay trabajos del año ’82, como la idea de un dique en Canesa. Vamos a traer todo eso, relevarlo, y ver qué se puede hacer hoy”, explicó Trankels. El INTA también participa en áreas piloto con productores rurales para generar retenciones parciales de agua mediante curvas de nivel, trincheras de absorción o diques de tierra.
Modificaciones sobre la marcha
Algunas estructuras previstas podrían ser rediseñadas. Se estudian relocalizaciones puntuales, como el cruce en Zelarrayán o Estomba, para mejorar la maniobrabilidad vehicular y la operatividad hidráulica.
“Uno puede diseñar en el tablero, pero después hay que ver si se puede materializar. Por eso se está haciendo el estudio de agrimensura para evaluar la implantación real de estas estructuras”, dijo el secretario.
Un nuevo canal, un nuevo modelo
La reconstrucción del canal Maldonado no es solo una obra de ingeniería: es una forma de replantear la relación entre la ciudad y el agua. Involucra actores técnicos y sociales, universidades, colegios profesionales, equipos provinciales y nacionales. Apunta no solo a reparar el daño, sino a prevenir y transformar.
