Carlos Gavilani tiene varios nombres y muchas caras, pero una sola conducta, estafar. En Marketplace, en grupos de Facebook, por mensaje privado o por llamada telefónica, se presenta como carpintero, muestra fotos de trabajos “realizados”, ofrece presupuestos accesibles y pide una seña para comenzar cuanto antes. La historia es siempre la misma. Y el final también, los muebles nunca aparecen, y el dinero no vuelve.
Tres mujeres de Bahía Blanca, Mei, Marta y Melany, decidieron romper el silencio y contar cómo fueron víctimas del mismo engaño, envuelto en excusas familiares, estrategias de manipulación emocional y una fachada que se desmorona solo cuando ya es demasiado tarde.
Mei contrató a Gavilani luego de las inundaciones que afectaron su comercio. Lo contactó por Marketplace, lo conoció en persona, visitó su casa, charló con su esposa y hasta con su hijo. Le dio una seña para unos mostradores, confiada en que la cercanía iba a garantizarle seriedad. Nunca más vio los muebles ni su dinero.
“Las excusas eran interminables, que el hijo, que la esposa, que el suegro… Todo servía para estirar los plazos. Nos dimos cuenta tarde, cuando compartimos nuestras experiencias y vimos que repetía palabra por palabra las mismas mentiras”, sostuvo.
Incluso una abogada lo llamó para advertirle posibles denuncias. Gavilani seguía contestando mensajes, pero con el mismo libreto. Nunca con soluciones.
“Hicimos la denuncia en Fiscalía, pero nos dijeron que prácticamente no servía de mucho. Así que lo que nos queda es exponerlo para que la gente no siga cayendo”, agregó.
Marta, con el objetivo de ayudar a su hijo, confió en Gavilani por recomendación de conocidos… que luego terminaron también siendo estafados. Le dio una seña de $130.000 por Mercado Pago. Lo esperó tres meses. Escuchó todo tipo de excusas.
“Primero que la mujer tenía cáncer, después que el hijo se había lastimado, después que él tenía neumonía, que no tenía auto, que se le rompió la camioneta… Fue un desfile de desgracias“, manifestó a Canal Siete.
Cuando decidió cortar el vínculo y anunciarle que haría la denuncia, él la trató de amenazante y se victimizó.
“‘Haga lo que quiera´, me dijo. Lo hice. Denuncia en Fiscalía, pero con pocas esperanzas de recuperar algo. Solo buscamos que no estafe a más gente. El tipo no tiene cara, ni siquiera lo conocí personalmente. Me atendió una mujer. No tiene escrúpulos, ni siquiera con quienes venimos de perderlo todo por la inundación”. agregó.
Melany empezó su remodelación de a poco. Buscaba un bajo mesada y publicó un pedido de recomendación. Gavilani le respondió enseguida. Le mandó fotos, la llamó, insistió en que no era de fallar. Ella, con cautela, fue a su casa. Vio su taller, habló con él, pagó una parte en efectivo y otra por transferencia. Desde entonces, lo único que recibe son excusas.
“‘Lo tengo listo, pero se me rompió la camioneta’. Le ofrecí pagar el flete. Nada. ´Ya lo terminé, pero estoy con temas de salud´. Otra mentira. Y así desde mayo. Fui con la policía, hice la denuncia. Me dijeron que no era estafa porque no me bloqueó del WhatsApp. Pero sí me bloqueó en redes, donde tiene varios perfiles falso”, dijo.
Melany descubrió que las denuncias contra Gavilani se acumulan desde 2017. Su modus operandi no cambia. Solo ajusta el nombre de usuario.
“Lo más fuerte es que todas las víctimas somos mujeres. Muchas terminamos hablando entre nosotras. Y lo que se repite es el mismo engaño. El mismo lugar. Las mismas promesas”, manifestó.
Hoy, este carpintero trucho sigue operando. A pesar de las denuncias y del rastro de víctimas que dejó a lo largo de años. Ninguna de las entrevistadas espera recuperar su dinero, pero sí evitar que nuevas personas caigan en la misma trampa.
Esta entrada ha sido publicada el 19 de julio, 2025 12:15
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