Por varias semanas, la calle Indiada al 1800 dejó de ser una vía de paso y se transformó en una trampa. El asfalto cedió ante la furia del agua. Lo que era ruta se convirtió en río. Y el barrio quedó desbordado, literalmente.
Rosa Ramírez, vecina de toda la vida, no duda al recordar, “Era un río, se cayó todo en un rato”. Lo dice con la claridad de quien lo vivió desde la vereda de su casa, viendo cómo el asfalto se desmoronaba y los autos quedaban atrapados, como en una escena repetida de desastre urbano. “Rescatamos a dos personas. El agua subía rápido. Un auto blanco se llenó en segundos”, detalla sobre uno de los episodios más angustiantes de aquellos días.
La situación se tornó caótica. Gente caída, vehículos encajados, vecinos actuando como rescatistas improvisados. “Todo Indiada era un socavón. Se desmoronó todo, todo. Esto parecía un río hasta allá abajo. No se podía pasar por ningún lado. Ni por Provincias Unidas, ni por la misma Indiada. Teníamos tres entradas cortadas”, cuenta Rosa, aún con bronca contenida.
El estado de la ruta venía deteriorado desde antes, reconoce. “Había baches grandes, pasaban los autos y hacían un ruido tremendo. Pero hace 15 días empezaron a arreglar. Ahora, por suerte, están dejando todo lindo”, comenta con algo de alivio. Pero el reclamo no se detiene ahí.
“La basura es otro tema. Hay montones por todos lados. Ojalá limpien todo el desperote que quedó del temporal”, pide Rosa. Y no es una exageración. En varias esquinas se acumulan bolsas, restos de ramas, barro seco y escombros, arrastrados por el agua o por el abandono.
Las obras de reparación están en marcha, pero el tránsito pesado y las interrupciones complican la vida cotidiana. “Es molesto, sí, pero es por algo bueno. Si es para arreglar, hay que aguantar”, reflexiona la vecina, con la resignación de quien espera que esta vez las soluciones no lleguen solo a medias.
