Por estos días, las cifras ya no sorprenden, pero duelen. En Bahía Blanca, el informe más reciente del Observatorio Empresarial de la Corporación refleja un escenario “absolutamente negativo” para el comercio local. Una caída interanual marcada en el volumen de ventas, un estancamiento respecto de mayo y, por sobre todo, una merma profunda en el optimismo de quienes todos los días levantan sus persianas.
Mercedes Corbaz, responsable del área, lo dice sin vueltas, “El 7 de marzo fue un antes y un después para el comerciante”. La fecha remite a la inundación que golpeó a la ciudad con fuerza emocional y consecuencias económicas todavía sin reparar. “Me parece que, siendo comerciante o no, ese día nos marcó un antes y un después en la vida de todos, desde lo emocional, lo económico y lo psicológico. El golpe fue terrible”, subraya.
Pese al contexto, Corbaz destaca que el espíritu emprendedor se resiste a desaparecer. “Ese optimismo de parte de los emprendedores nunca se pierde y está ahí, pero hay un decaimiento incluso hasta en las perspectivas de mejora”.
En ese marco, la falta de respuestas oficiales profundiza la frustración. Aquellos $26.000 millones que, según anunció la ministra Patricia Bullrich el pasado 7 de abril, estaban disponibles para el sector productivo y comercial, jamás llegaron. “Hoy, 27 de junio, no tenemos ninguna novedad. No estamos pidiendo algo que imaginamos, fue el propio Gobierno quien nos habló de esa posibilidad. Pero nadie se hace eco, nadie recoge el guante”, lamenta Corbaz, que asegura haber buscado respuestas incluso en medios nacionales.
El único subsidio efectivamente recibido fue el Subsidio Sur para viviendas particulares, con un tope de $3 millones. Para el entramado comercial, nada. “Nos prometieron algo que después dejaron tirado”, dispara.
Como si fuera poco, se suma el impacto del boom de compras al exterior, “La industria textil está sufriendo claramente el impacto de este volumen de compras volcado hacia afuera. Lo vemos a nivel local y nacional”.
