Por cada gol, una casa. Esa es la promesa del programa “Un gol por un techo”, una iniciativa que vincula directamente al Seleccionado nacional de fútbol, con la necesidad concreta de vivienda. Y esta vez, el gol se gritó en Ingeniero White, donde tres casas fueron donadas por la Selección Argentina y construidas para madres solteras que lo perdieron todo durante la inundación del pasado 7 de marzo.
Las viviendas, de 18 m² y levantadas sobre pilotes para evitar el contacto con la humedad, están ubicadas en un predio cercano al sector de Bulevard, una de las zonas más afectadas por el temporal. Están hechas con materiales resistentes, techo de chapa con aislante térmico y una estructura pensada para durar. Pero más allá de lo técnico, lo que se está levantando es mucho más que una casa: es un nuevo comienzo.
Estefanía, vecina del barrio y casi parte del mismo predio donde se instalaron las nuevas casas, lo cuenta con orgullo, “La verdad que es muy buena la casa”, dice, sin necesidad de embellecer sus palabras.
Ella conoce el terreno, las ausencias y los peligros, “Antes esto era todo un descampado. Para los chicos era peligroso. Pasaban autos por la cancha… Ahora con gente viviendo, cambia todo”.
Las nuevas propietarias ya han comenzado a acercarse. Se comunican con vecinos, piden agua, empiezan a armar lazos. Aún sin servicios básicos, agua, luz, cloacas, las casas ya se sienten habitadas. Estefanía confirma que todo está en trámite, pero mientras tanto, la red barrial hace lo suyo.
Junto a las viviendas, una plaza. Y más allá, una cancha donde están levantando un nuevo arco. El gesto es simple, pero simbólico, reconstruir también es volver a jugar.
La Selección ya convirtió varios goles en esta cruzada, cuatro casas en el barrio Noroeste, ahora estas tres en White, y con dos partidos por delante, todavía hay margen para más. Por cada gol, una historia que cambia. Porque a veces, una pelota que entra al arco puede abrir una puerta. Y detrás de esa puerta, alguien empieza de nuevo.
