Bahía

“Un malviviente vino a quitarle la vida a mi hermano”: brutal ataque que lo dejó al borde de la muerte

Compartir

Fernando Huinca fue víctima de una golpiza brutal en su domicilio en el barrio Más Barrios. Desde entonces, pelea por su vida en un hospital, y lo operaron 2 veces de la cabeza. Su hermana Olga, llegada desde otra ciudad, es quien lo acompaña día y noche. En diálogo con Canal Siete, denuncia la falta de respuestas por parte de la Policía y relata el calvario familiar que atraviesan.

El día sábado a la tarde me avisan de que mi hermano había sido atacado en su domicilio. Cuando me comunico con el hospital, no me podían dar información. Le pedí a su exseñora si podía acercarse, y fue ella quien me dijo que su estado era crítico. Le partieron la cabeza. Le tuvieron que sacar parte del cráneo”, cuenta Olga.

Aunque ya no está en terapia intensiva, la situación de Fernando sigue siendo crítica. “El viernes lo volvieron a operar. Si se complica otra vez, no se lo puede volver a intervenir. Ahí tenemos que tomar la peor decisión, esa que ninguna familia quiere tomar, dejarlo”, dice.

Sobre el ataque, apenas hay hipótesis. No se descarta que haya sido un intento de robo, ya que lo único que falta es la billetera, y Huinca había cobrado su sueldo el día anterior. Según los testigos, compartió una cena esa noche con cuatro personas, una de ellas mujer. “Estuvieron tomando hasta las cuatro de la mañana. Después de eso, alguien forzó la puerta y lo atacó mientras dormía”, relata su hermana. “Una vecina escuchó ruidos entre las seis y siete de la mañana. Cuando lo encuentran, estaba bañado en sangre, tapado hasta la cabeza. Una hora más y se moría”.

La investigación avanza a paso lento. Olga dice que la policía no se acercó nunca al hospital para informarse ni para hablar con ella. “Llamé varias veces. Nadie vino a preguntar si mi hermano está vivo o muerto. Hoy por fin tengo un rato y voy a ir a la comisaría para ver cómo está la causa. Ni siquiera sé qué carátula tiene. Lo único que tengo son las declaraciones de los testigos”, explica.

El barrio, dice Olga, no ofrece pistas claras. Fernando era conocido y querido. “Cada vez que venía a verlo, todos lo saludaban. Nadie lo señala. Al contrario. Cuando una persona es conflictiva, se sabe. Él no tenía problemas con nadie”, asegura.

Aunque hay sospechas sobre una de las personas que estuvo en la cena, esa persona ya no estaría en la ciudad. “Alguien sabía que Fernando había cobrado. Y alguien entró a matarlo por eso. Pero no sabemos quién. La policía tiene que hacer su parte, revisar las cámaras, volver a llamar a los testigos. Alguien va a tener que hablar”, reclama.

Mientras tanto, Olga y la hija mayor de Fernando, de 18 años, se turnan para acompañarlo día y noche. “Estamos las 24 horas con él. No podemos dejarlo solo. Él es tan bueno, tan generoso, que capaz que hasta le daba de comer a quien lo atacó”, cierra Olga frente a un cuadro que duele por la impunidad, el abandono y la incertidumbre.

Esta entrada ha sido publicada el 28 de julio, 2025 12:16

Deja un Comentario