Bahía

“Lo primero es transmitir calma”: recomendaciones a la hora de enfrentar un diagnóstico de cáncer de mama

Compartir

El cáncer de mama no es una sola enfermedad”, advierte el doctor Luciano Manassero. En una era en la que todo urge, incluso la salud, este especialista en oncología mamaria y ginecología pone el freno justo donde el miedo acelera, en el momento del diagnóstico.

Con palabras claras y contundentes, Manassero señala que si bien el cáncer de mama es una de las enfermedades más frecuentes entre las mujeres, también es una de las que más ha mejorado su tasa de sobrevida en los últimos años. ¿La clave? El diagnóstico precoz. “La mamografía anual a partir de los 40 años es fundamental. Nos permite encontrar la enfermedad en etapas tempranas, con altísima probabilidad de curación”, enfatiza.

Pero una vez que aparece la sospecha o la confirmación de un tumor, lo más difícil, dice, es transmitir calma. “Lo que quiere la paciente es operarse ya. Tener una cirugía rápida. Pero no siempre eso es lo indicado. Primero hay que saber qué tipo de enfermedad estamos enfrentando”. Y es que bajo la etiqueta “cáncer de mama” conviven, en realidad, al menos cuatro subtipos diferentes, con comportamientos y tratamientos diversos. Por eso, antes de cualquier decisión, se requieren estudios complejos, biopsias, resonancias, tomografías, centellogramas. Tiempo que puede parecer eterno, pero que es decisivo.

La rapidez, sí, pero con rumbo

“Muchas veces intervenimos a los 15 días del diagnóstico. Pero no porque sí. Cada caso se discute en equipo, el mastólogo, el oncólogo, el radiólogo, el radioterapeuta. En los ateneos se define si primero se opera o si se empieza con quimioterapia o anticuerpos”, explica.

Por eso insiste en que la rapidez no la marca el miedo, sino el conocimiento. Y que cada decisión se toma con un único objetivo, atacar la enfermedad con la mejor estrategia posible.

El cáncer de mama tiene cuatro etapas. En las primeras tres, el objetivo es claro, curar. “Una etapa uno es una enfermedad chiquita y localizada en la mama. La etapa dos es algo más grande, pero aún localizada. En la etapa tres ya hay compromiso de la axila. En todas estas, se busca eliminar la enfermedad”, detalla Manassero. Solo en la etapa cuatro, cuando el tumor ya se diseminó a otros órganos, el abordaje cambia, ya no se trata de curar, sino de convivir, de controlar.

Aun así, el panorama no es desalentador. “Hoy, la mayoría de los diagnósticos son en etapas tempranas. Las mujeres se hacen sus controles anuales, culturalmente eso ha mejorado mucho. Y eso se traduce en altas chances de curación”, asegura.

El especialista también aclara que no todos los cánceres de mama tempranos evitan la quimioterapia. “Hay subtipos biológicamente más agresivos. A veces, aunque la enfermedad esté en una etapa inicial, el tratamiento debe ser más fuerte. Mientras más avanzada la etapa, más agresivo suele ser el tratamiento si el objetivo es la curación.

El mensaje, en definitiva, es claro, el cáncer de mama no se enfrenta corriendo, se enfrenta entendiendo. “La información es poder, y poder es salud”, concluye Manassero. “Por eso, lo primero que hay que hacer cuando se da este diagnóstico, es transmitir calma”.

Esta entrada ha sido publicada el 29 de julio, 2025 15:35

Deja un Comentario