“Esto es mi lugar seguro”: la emoción de Carla al recibir su nueva casa tras años de lucha y desamparo

“Estoy contenta, tengo mucha alegría. Quizás muchos critican, pero esto para mí es un montón.” Así resume Carla, vecina del Barrio Noroeste, lo que significa para ella tener una casa propia. Después de atravesar un tornado que le destruyó su vivienda de chapa en 2023 y le dejó secuelas físicas y emocionales, recibió una nueva casa gracias a una iniciativa conjunta entre AFA, Techo y la organización Hábitat.

Carla es madre soltera de dos hijos, una nena de siete y un nene de once, trabaja todos los días como empleada doméstica y, a pesar de las críticas, nunca dejó de pelear por un techo digno. “Siempre quise darles un hogar a mis hijos. No soy una persona ignorante, tengo estudios. Pero sola y sin ayuda era imposible.”

Su historia, una entre muchas, se hizo visible cuando fue identificada por las organizaciones que impulsaron la entrega de viviendas a familias afectadas por desastres naturales. “Mi caso viene del temporal de 2023, no de la inundación. Ese día nos salvamos de milagro, el rancho de chapa se vino abajo y pudimos escapar en medio del tornado.”

Hoy, las cosas empezaron a cambiar. Su nueva casa, aunque todavía espera conexión de luz y agua, tiene baño instalado, piso firme y ventanas seguras. “Pasé dos inviernos levantándome a las 7 de la mañana con el piso congelado. Hoy puedo caminar descalza. Puedo lavarme la cara en un lavamanos. Eso, que muchos no valoran, para mí es muchísimo.”

El proyecto contempla un posible crecimiento futuro, con ayuda de Hábitat, Carla planea construir una pieza más de material. “El día que yo falte, mis hijos van a tener un lugar seguro. Eso me da paz. Es arrancar de cero otra vez, pero esta vez con techo propio.”

Las casas entregadas en el sector de Roca al 3600 son parte de un modelo replicado también en Ingeniero White. Aunque sencillas, significan un cambio radical para quienes las reciben. De fondo, persiste el reclamo a los servicios públicos para que las conexiones de agua y electricidad se concreten cuanto antes.

Pero hoy, Carla no se detiene en lo que falta. Sabe lo que costó llegar hasta acá. “Soy hija de Dios y sé que Él bendice a sus hijos. Estoy agradecida. Esto me cambió la vida.”