El debate sobre el huso horario volvió a escena. La iniciativa de adelantar una hora el reloj, pasando de GMT-3 a GMT-4, busca aprovechar mejor la luz solar, reducir el consumo energético y, a la vez, mejorar la productividad de la población.
Silvia London, investigadora del CONICET, analizó el tema y sostuvo que el impacto no se limita a encender menos luces, “Una hora de cambio tiene un impacto en la economía, no solamente por el aprovechamiento de la luz solar y la reducción de energía, sino porque las personas somos más productivas cuando salimos de casa y no es de noche”.
La especialista subrayó que la exposición a la luz natural mejora la atención, la lucidez y la capacidad de aprendizaje en niños, así como el rendimiento laboral de los adultos. “Tenemos la mente mucho más clara con luz solar que con luz artificial”, explicó.
La propuesta se apoya en estudios del doctor Diego Golenbeck, quien investiga los efectos de la luz sobre los ritmos biológicos. En Europa, recordó London, ya se consolidó la tendencia de mantener un solo huso horario, sin cambios estacionales, para respetar los ciclos humanos y evitar alteraciones administrativas.
“Lo ideal sería que el cambio se haga una sola vez y quede fijo. No volver a mover los relojes, sino adoptar un horario solar que sea coherente en todo el país”, sostuvo.
La investigadora también advirtió sobre la necesidad de unificar criterios en todas las provincias, para evitar desajustes como los que ya se vivieron en el pasado, cuando dentro del mismo país había jurisdicciones con distinta hora oficial.
El proyecto, que cuenta con media sanción, plantea que el nuevo huso horario comience a regir entre abril y septiembre, aunque los especialistas insisten en que la medida debería aplicarse de manera permanente.
“Cuando hablamos de economía no es solo lo que ahorramos en la factura de luz, también importa cómo trabajamos las personas y cómo está la energía en nuestras mentes”, cerró London.
