La guardia veterinaria nocturna de Bahía Blanca suspendió su atención durante toda esta semana tras las amenazas sufridas por una de las profesionales que forma parte del servicio. La medida afecta a un esquema que desde agosto de 2022 busca cubrir la falta de atención médica para mascotas fuera del horario habitual.
Juan Cruz Rossetti, médico veterinario e integrante de la guardia, explicó que la situación que detonó la suspensión comenzó con mensajes intimidatorios y derivó en hostigamiento más grave, “La colega recibió primero amenazas por WhatsApp y luego a través de otros medios digitales. No fue algo menor, sino una amenaza concisa que incluso involucró a su familia. La denuncia ya está radicada en la Justicia”.
La decisión de frenar la atención no fue tomada a la ligera, sino como medida preventiva para resguardar la seguridad de los profesionales.
“Suspender por una semana es una forma de mostrar que del otro lado de la camilla también hay una situación de vulnerabilidad. Es un trabajo, pero mucho es vocación, y la falta de empatía de la gente nos expone cada vez más”, agregó Rossetti.
Una guardia reducida y bajo presión
El servicio está a cargo de apenas cinco veterinarios que cubren turnos desde las 21 hasta las 2 de la madrugada los días de semana, y de 21 a 8 los fines de semana. “Desde agosto del 2022 sostenemos la guardia entre muy pocos. Siempre discutimos hasta dónde seguir, porque hay situaciones de riesgo permanentes”, señaló.
La acumulación de casos de violencia verbal, exigencias fuera de contexto y ahora una amenaza concreta terminaron por poner en jaque la continuidad del servicio.
“La parte veterinaria viene siendo socavada hace mucho, como toda la salud. A veces se nos responsabiliza por falencias del propietario. Para tener una mascota hay que contar con un medio económico, no alcanza solo el amor. Cuando se enferma, con amor no lo curamos”, dijo Rossetti.
Una crisis estructural
El veterinario advirtió que la situación refleja una problemática mayor, la ausencia de un sistema público de atención veterinaria, mucho menos de guardias abiertas 24 horas.
“En la medicina humana, si un profesional no atiende, existe un sistema público que puede contener. En lo veterinario no hay nada. Y nosotros muchas veces recibimos animales en estados deplorables, tratamos de salvarlos y encima quedamos en el banquillo de los acusados”, concluyó.
La suspensión de la guardia deja a Bahía Blanca sin atención veterinaria nocturna durante al menos una semana, mientras el caso avanza en la Justicia y los profesionales evalúan cómo sostener un servicio que consideran indispensable, pero hoy amenazado.
