Se cumplen 25 años del doble crimen que marcó a Bahía Blanca y al país entero, el asesinato de María Victoria Chiaradía y Héctor Horacio Iglesia Braun, ambos de 19 años. La madrugada del 27 de agosto del 2000, los jóvenes desaparecieron tras salir en un Chevrolet Corsa. Nueve días después, sus cuerpos aparecieron en el paraje San Eloy, Coronel Suárez, con un disparo en la nuca.
Roberto Chiaradía, padre de Vicky, habló en este nuevo aniversario y volvió a desnudar el peso insoportable de la ausencia, “Seguimos viviendo, pero no viviendo. Vamos al cementerio casi todos los días. Ella tenía una vida por delante y una proyección extraordinaria. Se la cortaron de una forma espantosa”.
La investigación judicial atravesó más de una década. Tres hombres fueron condenados por instigar el robo del auto y, en un segundo juicio, el autor material recibió reclusión perpetua. “Creo que se hizo justicia, aunque deberían haber existido más involucrados. No nos sentimos satisfechos, pero la justicia habló. El duelo nunca llegó. Para mí es como si todo hubiera ocurrido ayer”, reflexionó.
Chiaradía recuerda con nitidez la última imagen de su hija, “Lo último que me dijo fue, ‘Papá, me vinieron a buscar’. Estaba esperando a Horacio para ir al cine. Desde ahí, la vida se frenó”.
Un cuarto de siglo después, las preguntas sin respuesta persisten. “Nunca supe por qué lo hicieron. Podrían haber dejado a los chicos y llevarse el auto. Pero decidieron hacer lo que hicieron. Ese motivo jamás lo voy a saber”, dice.
Junto a su esposa atraviesan cada fecha con la misma herida abierta, cumpleaños, Navidades, aniversarios. “Es imposible superar algo así. Sus amigas todavía vienen a visitarnos, y eso nos destruye. Pero la seguimos llevando de esta manera”, confiesa Roberto, en un testimonio que condensa la memoria, la injusticia y un dolor que nunca cicatriza.
