Según relató Yazyi, su clienta fue interceptada por dos personas cuando se dirigía a tomar un colectivo. “La maniataron, le cortaron el pelo y la humillaron con total desprecio”, describió. Durante el ataque, los agresores le exigieron que abandonara la denuncia realizada en 2018 contra su expareja, a quien había acusado por maltrato físico y emocional.
El abogado señaló que existen elementos que vinculan directamente al excompañero de la víctima con la emboscada, “Ella está convencida de que fueron enviados por él. No es un dato menor que la forma en que la agredieron remite a un trauma de su infancia que sólo conocían su madre y el denunciado”.
Pese a la gravedad de los hechos y a la existencia de registros fílmicos, Yazyi cuestionó la falta de medidas judiciales inmediatas. “En Bahía Blanca se ordenan allanamientos por simples amenazas de muerte, y aquí, con una agresión consumada y una víctima devastada, no pasó nada. La justicia no le cree a una pobre chica o la verdad es una negligencia de la fiscalía, no hay otra opción”, remarcó.
Actualmente, la joven cuenta con botón antipánico y medidas de restricción, aunque, según su defensor, permanece en estado de “profunda angustia y miedo” mientras la investigación sigue sin identificar a los autores materiales del ataque.
