El pasado 12 de abril, Nora sufrió un grave accidente en pleno centro de la ciudad. Eran alrededor de las 17 horas cuando, al caminar por calle Brown, tropezó con una boca de agua que estaba sobresalida, sin tapa y sin ningún tipo de señalización. La caída le provocó una fractura de codo en su brazo dominante, lesión que aún hoy, cinco meses después, le genera dolor, limitaciones y consecuencias en su vida cotidiana.
“Caí de lleno y me asistió una amiga que me llevó al hospital municipal. Allí me pusieron un yeso y un calmante, pero me aclararon que por tener obra social debía continuar el tratamiento con un traumatólogo particular. Mi cobertura no tenía convenio con especialistas de mano, así que tuve que pagar consultas, cirugía y kinesiología de mi bolsillo”, relató.
El camino desde aquel día fue cuesta arriba. Nora debió afrontar una costosa operación, más de 60 sesiones de kinesiología, con reintegros parciales y demorados, y todavía no recuperó completamente la movilidad. “No puedo extender el brazo ni llegar a la boca. Es mi mano dominante, no puedo trabajar y llevo cinco meses con menor ingreso. Cuidaba a un adulto mayor de noche y tuve que dejarlo. Todo esto me afectó económicamente, pero también anímicamente. Estoy agotada”, confesó.
Las repercusiones van más allá de lo físico. Nora vive sola y tuvo que contratar ayuda para tareas básicas del hogar. Además, asegura que las denuncias que presentó tanto ante la Municipalidad como a ABSA no tuvieron respuesta. “Me contestaron que no tienen nada que ver, que desconocen la situación. Ni siquiera hubo empatía, ni solidaridad”, lamentó.
La boca de agua donde ocurrió el accidente, según afirma, sigue igual que el día de la caída. “Eso está al lado de una rampa para personas con discapacidad. Pasa un no vidente, una persona con un cochecito, y puede terminar igual o peor que yo. Yo volé literal porque se me trabó la zapatilla”, advirtió.
Mientras tanto, Nora intenta sobreponerse a un hecho que, como ella misma define, le partió la vida en dos, “Era un sábado lindo a la tarde, salí a caminar y en segundos me cambió todo. Totalmente la vida”.
