El arzobispo de Buenos Aires, José Ignacio García Cuerva, participó de un jubileo de docentes convocado por la Junta de Educación Católica de la Arquidiócesis, en el marco de la iniciativa propuesta por el Papa Francisco bajo el lema “jubileo de la esperanza”.
En su mensaje, García Cuerva trazó un análisis de la realidad argentina y advirtió sobre el impacto de la división social, “Quienes ya tenemos algunos años recordamos que siempre la Argentina parece estar en una crisis crónica. Pero en las últimas décadas se ha acentuado lo que llamamos comúnmente grieta, y que a mí me gusta llamar herida, porque las heridas duelen en lo más profundo de las entrañas de nuestro pueblo. Esa división nos lastima, pero también nos da esperanza de que pueda cicatrizar”.
El arzobispo subrayó que el desafío no solo es económico y social, sino también cultural, la necesidad de dejar de ver al otro como enemigo por pensar distinto. En ese sentido, remarcó el llamado del Papa Francisco a que la fraternidad sea parte de la formación educativa.
Consultado sobre la violencia que atraviesa la sociedad y se amplifica en redes sociales, García Cuerva habló de un “terrorismo digital” que deteriora los vínculos, “Somos todos forjadores de paz, y para eso tenemos que revisar cómo nos tratamos, cómo hablamos de los demás y qué escribimos de los demás. Tenemos una deuda pendiente en ser constructores de paz”.
Pese al diagnóstico crítico, el arzobispo apeló a la resiliencia colectiva y al espíritu solidario de los argentinos. Recordó el acompañamiento comunitario durante episodios de catástrofes y resaltó, “Tenemos una matriz muy buena. A pesar del dolor y las dificultades, hay que seguir apostando a que podemos”.
Esta entrada ha sido publicada el 10 de septiembre, 2025 14:23
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