El rector de la Universidad Nacional del Sur, Daniel Vega, describió con dureza el escenario que atraviesan las universidades públicas tras el veto presidencial a la ley de financiamiento. Según advirtió, la medida profundiza una crisis que ya venía golpeando desde hace meses a la educación superior.
“Venimos perdiendo desde hace muchísimos meses frente a la inflación y lo que vemos es que día a día el presupuesto alcanza para hacer menos cosas”, señaló Vega. El rector remarcó que esta situación afecta directamente tanto a docentes como a personal no docente, cuyos salarios no cubren las necesidades básicas.
El impacto más severo, sin embargo, se da en los más jóvenes. “Hoy nos encontramos con una realidad en la cual no podemos ofrecerles ningún tipo de oportunidad de desarrollo y eso hace que estén emigrando al exterior. Lamentablemente nuestro semillero, nuestro principal capital, se nos está desarmando”, lamentó.
Vega alertó que muchos de esos jóvenes, formados durante más de una década en carreras de grado y posgrado, en el país y en el extranjero, buscan nuevos horizontes porque el sistema no logra retenerlos. “Estamos perdiendo personal altamente capacitado, referentes a nivel global. Reconstruir eso cuesta décadas”, advirtió.
Ante este panorama, el rector pidió el acompañamiento de los legisladores para revertir el veto. “Estas leyes habían sido aprobadas por una amplia mayoría en ambas cámaras. Sabemos que no es sencillo, pero necesitamos los dos tercios para sostener la norma y evitar un daño irreparable”.
Además, anticipó que organizaciones de estudiantes, docentes y familias preparan una nueva movilización el día en que la iniciativa vuelva a tratarse en el Congreso. “Hace dos años que estamos en una conflictividad permanente. Nosotros deberíamos estar pensando en cómo mejorar nuestras universidades, diseñar nuevas carreras, formar recursos humanos. Pero en lugar de eso estamos atados a discutir cómo sobrevivir”.
El rector también advirtió sobre la crisis en el sistema científico-tecnológico, con programas nacionales cerrados y recursos de funcionamiento mínimos que obligan a recortar en áreas clave, mantenimiento, seguridad, prácticas de campo y adquisición de insumos. “Todo esto conspira contra la calidad y la excelencia de la institución”, concluyó.
