Con 44 maratones, tres Iron Man y la cumbre del Aconcagua en su historial, el brasileño Adelson Carneiro Rodrigues, de 64 años, encara uno de los desafíos más extremos de su vida: unir la Guyana Francesa con Ushuaia a bordo de su embarcación a remo. Ayer llegó a la costa de Pehuen Co, tras una escala en Monte Hermoso, y continúa avanzando hacia el sur en un periplo que podría quedar registrado en el Guinness World Records.
Profesor de educación física y atleta de toda la vida, Carneiro inició la aventura en 2020. “Arranqué en la Guayana Francesa, en la frontera con Brasil, y desde entonces recorrí toda la costa brasileña, Uruguay y crucé el Río de la Plata hasta Tigre”, relató en Siete Mundo.
Cada tramo exige jornadas de entre 10 y 12 horas de remo. “Depende de la localidad: de Marisol a Monte Hermoso fueron 65 km; ahora de Pehuen Co al Faro Rincón son unos 70 km. Siempre salgo muy temprano, pero con un poco de luz, porque necesito visibilidad”, explicó.
La travesía, que avanza bajo planificación minuciosa desde tierra, cuenta con apoyo técnico de la Prefectura Naval Argentina y de un marino que monitorea las condiciones climáticas. Sin embargo, el viaje lo realiza en soledad. “Siempre voy solo. Tengo apoyo en tierra de amigos o contactos en cada localidad, pero en el mar estoy únicamente con mi bote, mi equipo y la naturaleza”, destacó.
Durante la pandemia, su desafío se volvió aún más particular: “Mientras todos estaban en casa, yo pasé esos dos años remando por la costa de Brasil. Fue un momento muy especial”, recordó.
En su bote carga unos 50 kilos de equipo, entre carpa, bolsa de dormir y dispositivos electrónicos de seguridad. El mar, dice, le ofrece compañía permanente: “Vi más de 21 ballenas en este recorrido y muchísimos lobos marinos. No escucho música, porque prefiero no perder nada de lo que la naturaleza me regala”.
Carneiro proyecta llegar a Ushuaia entre febrero y marzo de 2026, aunque aclara que el clima será decisivo. “Es el mar el que manda. Por eso espero siempre las mejores condiciones antes de salir”, aseguró.
Con la mirada puesta en el Fin del Mundo, el atleta insiste en que su travesía es tanto un desafío físico como espiritual: “Remar es un cambio muy importante en mi vida, no solo por lo deportivo sino también por lo mental. Siempre solo, pero acompañado por la naturaleza”.
