“Estoy muy solo y triste aca, en este mundo abandonado…”, rezaba la celebre canción de los Gatos, La Balsa, en los años 60
Asi se mostró Leonardo Gil, aquel volante que brillara en Olimpo hace unos años atrás. Su actualidad es otra. El Colorado dejó Central en diciembre para vestir la camiseta del Al Ittihad de Jeddah, muy parecida a la de Olimpo de Bahía Blanca, ciudad a la que busca llegar desde hace un mes. “No vine a pasear, no estoy de vacaciones, cumplí con todo lo que pidió el Presidente (Alberto Fernández) y me siento solo”, dice el volante de 28 años.
Gil se encuentra ahora mismo en Corniche, una zona costera de Jeddah, a orillas del Mar Rojo. Cuenta que hace 30 días está en aislamiento preventivo obligatorio, tal cual dispuso el Gobierno de Arabia Saudita. Lejos de su familia: su papá, sus 7 hermanos y su novia, Julieta, quien lo espera para hacer la cuarentena.
“El presidente del club nos dio permiso para poder retornar a casa. Vine a Arabia Saudita por cuestiones laborales, buscando la posibilidad de pegar el salto económico. Estoy muy enojado. Es un derecho que tengo como ciudadano volver a mi país. Soy una persona que está tratando de regresar por sus propios medios. No estoy pidiendo un favor, solo un simple papel. Me comuniqué con la Cancillería, me dijeron que hay que solicitar un permiso a la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil). Hablé con un señor llamado Federico Franceschini. Quedó en comunicarse conmigo, pero fue hace 7 días y no tengo respuestas. Y ahora me dicen que no me pueden autorizar”, enfatiza el mediocampista nacido en Río Gallegos, quien también se contactó con la embajada de Argentina en Brasil, hasta donde pensaba llegar en una combinación de vuelos, escala previa para aterrizar en Ezeiza. “Me dijeron que me iban a mandar un formulario, y nada”, se lamenta.
-Sé que estaban repatriando 700 argentinos por día. También, que volvieron de Estados Unidos, de México, de España… Estoy un poco más lejos, lo entiendo.
Gil dice que se entrena para no perder el ritmo, está haciendo un curso intensivo para aprender inglés y se las tuvo que ingeniar para convertirse en un experto de la cocina. “Trato de armarme actividades para pasar el tiempo y no enloquecer. A veces me agarra angustia y como chocolate. Y eso que no me gustaba, no soy un fanático de los dulces”, apunta. La verdad, me siento un poco solo.
Fuente: Clarin y Canal Siete
Esta entrada ha sido publicada el 8 de abril, 2020 19:10
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