Alejandro Papu Gómez, sancionado por dos años debido a un doping positivo, compartió detalles sobre su vínculo con Lionel Scaloni y los motivos de su retiro de la Selección argentina tras la victoria en el Mundial Qatar 2022. “Cuando llegué al Atalanta estaban el Tanque Denis, Maxi Moralez y Scaloni, que estaba medio pintado”, relató el exjugador.
“Leo tenía 36, venía de la Lazio, y ya en el Atalanta había tenido quilombos: lo habían separado, lo querían limpiar, pero se entrenaba con nosotros”, agregó Gómez, quien aguarda su regreso a las canchas con la camiseta del Pádova, de la Serie B.
En ese marco, comentó: “No jugó mucho, pero se entrenaba a morir. Un profesional extraordinario. Y cuando llego al Atalanta, me mudo al mismo barrio que él”.
“Vivíamos al lado e íbamos todos los días juntos. Fue la persona que me ayudó desde el primer día con todo: a comprar auto, a buscar casa”, cerró Gómez.
“Como jugador Scaloni era insoportable”
Alejandro “Papu” Gómez recordó cómo era Lionel Scaloni cuando aún jugaba: “Insoportable, pero en el buen sentido. Siempre activo, con muchísima energía. Tirando chistes, entrenando, a mil por hora todo el tiempo. Era muy querido dentro del vestuario”.
El exjugador añadió: “En ese momento ya buscaba ser técnico. El primer curso que hizo, el UEFA C, lo hizo en Bérgamo con tres o cuatro compañeros grandes que estábamos en ese momento”.
“Scaloni supo rodear muy bien a Messi”
Gómez destacó la capacidad de Scaloni para gestionar a Messi dentro de la Albiceleste. “En la parte de gestión fue muy vivo e inteligente. Hizo una renovación muy buena en la Selección después de Rusia 2018, con chicos que tenían mucho hambre. Rodeó bien a Leo con jugadores talentosos que se iban a matar por él”.
También se refirió al papel del técnico en la rutina diaria del equipo. “Es muy cercano al jugador, y eso al futbolista le gusta: te va de frente y no dice boludeces. Los resultados empezaron a llegar y eso generó un ambiente de armonía”.
“Pasé de no jugar un minuto a ser importante en la Copa América”
“A mí, cuando me llama, venía de ser el jugador del mes de la liga italiana en septiembre y en octubre. Fui convocado y no jugué un minuto. Era difícil, porque comparto puesto con los mejores del mundo. Pero jamás una cara de culo, jamás nada. Entrenaba a morir”, rememoró el Papu.
“Entendía mi rol y quería estar ahí. Leo me conocía como persona y sabía lo que le podía dar afuera y dentro del vestuario. Me hubiera gustado jugar más. Terminé jugando la Copa América y siendo importante, demostrando que podía jugar”, manifestó.
Sobre la convocatoria de Scaloni al Cuti Romero contó. “Me vino a preguntar por un central izquierdo y le dije: ‘Llevate a Cuti, que es un crack’. Primero me convocó a mí y después lo convocó a Cuti.”
El fútbol, su esencia y su ejemplo: por el Papu Gómez decidió volver a jugar
Alejandro “Papu” Gómez habló sobre los desafíos que enfrentó tras la sanción y cómo está viviendo su retorno al fútbol. “La parte en la que no se toca la pelota es la más fea. Son las cosas que a uno no le gusta hacer, pero las tiene que hacer. Es la parte más sacrificada del fútbol: hay que correr y estar bien físicamente. No es lo mismo correr con un grupo que hacerlo solo en una cancha”, reconoció.
El mediocampista comparó este momento con sus inicios: “Ahora me toca volver a vivir lo de antes: pasto alto, agujeros, lluvias, fríos. Es la parte más difícil. Pero también es un poco el amor por el fútbol, la esencia de jugar en el barrio y con tus amigos. Es volver a conectar con este parate”.
Papu Gómez se suma a los convocados para los partidos con Uruguay y Brasil
Con firmeza, dejó claro que no piensa colgar los botines todavía: “No quiero que me retiren así porque no es mi momento. No lo van a decidir personas con saco y corbata que no hicieron deporte. Me quiero retirar cuando yo quiera. También por mis hijos, para que vean que su papá siguió peleándola con un montón de negativas y volvió a hacer lo que más le gusta: jugar”.
Gómez también recordó el impacto emocional de la sanción: “Los primeros meses fueron duros. No entendía por qué me pasaba a mí, justo en mi mejor momento, después de haber ganado un Mundial. La vida te da estas sorpresas y la pasé mal. Tenía bronca con todo: con el fútbol, con el sistema. No me hago la víctima, la responsabilidad fue mía. El boludo fui yo, que tomé un jarabe para la tos de mi hijo que no podía tomar. Me la comí y acá estoy”.
El exjugador de Atalanta relató que incluso se distanció del deporte: “Me costaba verlo, apagaba las noticias. Me aislé, trabajé con psicólogos y conmigo mismo. Era un bucle del que no podía salir, pero de a poco pude levantarme”.
Finalmente, destacó los apoyos que recibió en este tiempo: “Me sorprendió la gente que desapareció, no los culpo, y también me sorprendieron otros para bien: personas que jamás habían estado y de repente aparecieron. Conocí más gente en estos dos años como exjugador que en los seis que estuve en Atalanta”.