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lunes 29 de abril
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Estrenos de cine: muy buenas películas argentinas, Denzel Washington vuelve con un policial y una comedia friki desopilante

“Una casa lejos”, “Implosión” y “Un crimen común”, son las propuestas locales que vale la pena disfrutar.

Una casa lejos ★★★★

La directora Mayra Bottero (el documental La lluvia es también no verte) encuentra desde la primera imagen formas bellas y poderosas de contar una historia conmovedora. Es la imagen de un hombre mayor que sostiene, con esfuerzo, las piezas de una cuna desarmada sobre sus hombros, visto a través de un tren que pasa por delante. Como si la ciudad le pasara por encima. Es Rodo, un abuelo, como dicta la cursilería, aunque ni es abuelo ni está cerca de ese estereotipo. Lo interpreta Carlos Rivkin, que acaba de morir en marzo, en una despedida del cine a la altura de su entrega y talento.

Su personaje brama por una libertad que siente amenazada por las intromisiones de su hija Graciela, maestra a punto de jubilarse, que no sabe cómo cuidarlo. ¿Cuidarlo de qué? De su amistad con una chica en situación de calle que lo visita cada tanto, le hace compañía como una hija a un padre o más bien como una simple amiga y le roba la plata que encuentra. Graciela, por su parte, sueña con una casa lejos, pero no tiene otra que ocuparse de su padre.

Stella Gallazzi, en una escena de la estupenda Una casa lejos, que estrena hoy en salas (Foto: prensa).

La primera parte de Una casa lejos tiene una tensión dramática impresionante, de esas en las que todos los personajes parecen tener razón. El viejo que reivindica el derecho a vincularse con quien quiere, la hija harta pero preocupada, la chica, que está embarazada: punto de quiebre narrativo y disparador para un segundo tramo que mejor ver que contar.

Bottero mantiene el pulso bien arriba, así como la capacidad para mirar a estos personajes —todo sucede en pocos espacios, en buena parte, en el departamento de Rodo— que no quieren agradar a nadie ni “caretear” afectos que no sienten, aunque sea lo que marca el deber ser. Es notable que esa franqueza, esa honestidad para observar a un padre putear a una hija ya grande que quiere ayudarlo acaso porque no tiene otra (porque no tiene a otros) se dé la mano aquí con una emoción natural. De las que brotan, crecen y quedan, por efecto de lo que vemos, sin ayuda de música ni necesidad de subrayados.

Stella Gallazzi, Carlos Rivkin y Valeria Correa, en la película de Mayra Bottero (Foto: prensa).

El elenco tiene, además de a Rivkin y Correa, el motor de una composición impresionante de Stella Gallazzi. Como esa Graciela, parecida a muchas maestras “veteranas” y un poco agrias que conocemos, que acaso esconde a una mujer con unas ganas de vivir de esas que embellecen. A la espera de que algo las despierte.

Una casa lejos va solo en salas. Vayan.

Pequeños secretos ★★ ½

Policial negro, policial clásico, de detectives, de asesino serial, con la siempre magnética presencia de Denzel Washginton, que algo de experiencia tiene en este rubro, para más atractivo. El director y guionista John Lee Hancock (The Blind Side, Saving MrBanks) desempolva este proyecto concebido hace décadas. Su protagonista es Deacon, un veterano retirado que vive en medio del campo. Un nombre legendario entre la fuerza, vuelto a la pecaminosa Los Ángeles por lo que parece un trámite burocrático.

Claro que allí se encontrará con el pleno policial frustrado por la falta de resultados a la investigación en curso, la de un asesino serial de mujeres. El que lleva la batuta es el agente Baxter (el extraño Rami Malek, después de Freddy Mercury y el Oscar). Que es un buen poli pero no tanto como Deacon, así que le pide ayuda.

Denzel Washington y Rami Malek, dos actores carismáticos juntos, lo mejor de este policial (Foto: prensa).

Pequeños secretos (The little things en el original: Deacon insiste en que la verdad está en los pequeños detalles, las cosas chiquitas) se ve como policial casi reglamentario y chapado a la antigua. Sus algo más de dos horas de duración se hacen largas: hay una dedicación a los personajes que cuesta justificar, sobre todo en el caso del manierista Malek. Así como cierta morosidad en secuencias de crimen que más cercanas, a estas alturas, al cliché del género que a la búsqueda de algo original. Mientras el tiempo pasa y el asesino sigue suelto. Esto no es Zodiac ni Seven y el villano posible, Jared Leto, no es Kevin Spacey, el innombrable. Quizá contar una buena historia policial implica algo más que pasar de visita por sus tópicos. Denzel no puede con todo.

Denzel Washington como el poli veterano involucrado en la investigación. Jared Leto como posible sospechoso (Foto: prensa).

Un crimen común ★★★ ½

Otra actriz del grupo Piel de LavaElisa Carricajo, es la protagonista absoluta de este inquietante thriller, o estudio psicológico de un personaje que es también el de una foto social. Ella es Elisa, que enseña psicología y vive con su hijo, que pasa algunos días con su padre, del que está separada, en una casa típica de algún barrio del conurbano.

Una noche de lluvia, sola en casa, se despierta asustada por fuertes golpes a la puerta. A través de la ventana ve a Kevin, el hijo de la señora que la ayuda en casa. Lo ha visto de pasada, un chico algo huraño, así que lo reconoce. Pero no le abre. Cuando el cuerpo del chico aparece, asesinado por la policía, Elisa se sumerge en una nebulosa de temores, culpa, una inquietud que no la deja dormir. El director Francisco Márquez (La larga noche de Francisco Sanctis) logra un relato muy potente, en el que cuestiones más externas, como la diferencia de clase, e íntimas, como la ansiedad que invade a su protagonista, se cuentan con los mejores recursos que ofrece el cine. Desde un guion inspirado, inteligente, a una puesta que las locaciones, el fuera de campo, la notable expresividad de su actriz, en un trabajo imponente.

Freaky ★★★★

Una de las noticias más felices de los últimos meses, para espectadores encerrados, fue esta comedia, negra y divertidísima que visita y subvierte un puñado de subgéneros y películas y ahora llega a salas. Los estupendos Kathryn Newton y Vince Vaughn se despiertan una buena mañana en el cuerpo del otro, como en Freaky Friday, ese clásico de la comedia con el que linkea directamente.

Él es un serial killer, grandote y sanguinario: the butcher (el carnicero). Ella una chica con problemas, que lidia con su madre, perdió a su padre y es blanco de bullying en la escuela. Claro, un juego de niños comparado con que la persiga el monstruo. En el que, encima, termina convertida: un hechizo, rito ancestral, impondrá un plazo para que el cambiazo se revierta.

Los estupendos Kathryn Newton y Vince Vaughn se despiertan una buena mañana en el cuerpo del otro, como en “Freaky Friday” (Foto: prensa).

El slasher de las scream queens, la comedia de estudiantina, el terror suelto tipo Halloween, algunas de las citas se mezclan en un recorrido desopilante. Con Vaughn recuperando, en estado de gracia, todo lo hilarante que puede provocar el hombretón que en realidad es una chica, manejando ese cuerpo como una máquina de timing y sentido del humor. El director Christopher Landon, aficionado a los films de horror ochentosos, se divierte y nos divierte, jugando con las convenciones. Te vas a reír, mucho.

Pinocho ★★

¿Te acordabas de Roberto Benigni? El actor italiano de las morisquetas y la lágrima fácil, estrella de la comedia ganador del Oscar (La vida es bella), vuelve a su bienamado Pinocho, después de haber dirigido su propia película sobre el muñeco que cobra vida. Ahora la dirección corre por cuenta de un director de cine, Matteo Garrone (Gomorra, Dogman), lo que permite esperar una interesante aproximación visual pegada al clásico. Algo así como recuperar el cuento original con las posibilidades de los efectos especiales y una producción generosa —más de cuarenta millones de dólares— para ponerlo en escena.

Roberto Benigni, en “Pinocho” (Foto: prensa).

Sin embargo, a medida que avanza el relato “realista” del pobre Gepetto (Benigni, claro) y su hijo de madera, queda en evidencia que los logros visuales no van de la mano de la calidez, de la emoción, de la transmisión de algún tipo de sensación que interpele o conmueva. Con la intención de ajustarse lo más fielmente posible a la creación de Carlo Collodi, hay una serie de situaciones que “se ven” poco felices o agradables (un niño, de madera) frente a la notable realización que cuenta con el actor italiano Federico Ielapi como Pinocho, bajo capas de madera. Frente a él está Benigni, robando cámara, otra vez junto a la historia por la que, es evidente, tiene una devoción especial.

Implosión ★★★★

El 28 de septiembre de 2004, en Carmen de Patagones, un chico de 15 años entró a la escuela con el arma de su padre y mató a tres compañeros, dejando a otros cinco heridos. El director y actor Javier van der Couter, en base a un guion escrito junto a Anahí Berneri, construye una ficción protagonizada por dos protagonistas reales de aquella masacre, los sobrevivientes Pablo (Pablo Saldías Kloster) y Rodrigo (Rodrigo Torres). Dos amigos, que ya son hombres, y que están en busca del victimario.

Lo buscan con una escopeta, cruzando la provincia de Buenos Aires en una camioneta, en aparente busca de venganza. Y aunque ficción, cuando llegue el momento de enfrentar ese trauma frente a otros, no hay forma de no conmoverse con un dolor que se siente muy real. Si bien parecen tener las cosas claras, los muchachos no saben muy bien para qué buscan a aquel que fue su compañero y hoy ignoran qué aspecto tiene.

“Implosión”, de Javier van der Couter (Foto: prensa).

Sobre esa mezcla de decisión y confusión se dibuja su vínculo de confianza, su amistad, como una road movie de de compinches. Una travesía en la que parecerán extraviarse para volver a encontrarse, cruzándose con nuevas amistades por el camino. Unas chicas, una fiesta, un nuevo grupo de gente en los suburbios de una ciudad desconocida (La Plata, Ensenada). Largo paréntesis que adquiere peso especial, como retrato climático generacional, que puede recordar a ciertos films de Gus van Sant (un director que, por cierto, con Elephant, se metió de manera más directa con otra masacre escolar, de esas que en los Estados Unidos de la venta libre de armas son triste noticia común). Implosión tiene la virtud de tomar ese tema pero a la vez despegarse, con el interés puesto en el presente de sus personajes. Una decisión inteligente para reivindicarlos, parados en el valor de su aquí y ahora, tanto más rico para espiar, y licuar, el pasado.

Esta reseña, que ahora se amplía, se publicó cuando Implosión se vio en el último Bafici, donde mereció el premio de la Competencia Argentina.

Fuente: TN

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