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sábado 27 de abril
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Metacrilato, bótox y ácido hialurónico: qué está permitido y qué no en tratamientos estéticos en la Argentina

En los 2000, se vivió una fiebre del metacrilato entre médicos y no médicos que ofrecían cirugías estéticas a bajo costo en medio de la crisis.

El metacrilato, también conocido como polimetilmetacrilato (PMMA), es un acrílico que se utiliza con fines industriales, odontológicos y médicos. En medicina estética, la presentación era compuesta por microesferas de acrílico gel y debido a su constitución tan particular, la sustancia se utilizaba para rellenar y aumentar diferentes partes del cuerpo. La indicación era en pequeñas dosis.

“El polimetilmetacrilato o la silicona son productos permanentes. La silicona tiende a migrar más que el polimetilmetacrilato, pero este último se endurece y actualmente no está autorizado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, ANMAT”, explica Jorge Ricardo Wetzel (M.N.: 81.500), especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, quien además, es miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER).

Los productos autorizados por la ANMAT para cirugías estéticas

“Entre los productos autorizados por la ANMAT para hacer rellenos, se destaca particularmente el ácido hialurónico. El organismo mismo lo degrada y tiene la posibilidad de ser removido por una enzima que se llama hialuronidasa”, explica Jorge Ricardo Wetzel (M.N.: 81.500), especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, quien además, es miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER). “La acción es la de dar volumen”, enfatiza.

La toxina botulínica tiene otra aplicación y no es de relleno. Si bien es un procedimiento que también se inyecta, lo que hace es paralizar los músculos que producen arrugas de expresión. El efecto es transitorio y reversible después de un tiempo. “El bótox también está autorizado por la ANMAT”, remarca el experto y señala que los riesgos son mínimos.

¿Se podía inyectar gran cantidad de metacrilato en glúteos en los 2000?

La respuesta es un “no” tajante. Ni en glúteos ni en mamas estuvo indicado este compuesto en el organismo, porque se sabe que puede acarrear consecuencias fatales y mortales en el paciente.

“Esto estuvo aprobado en pequeñas dosis. Para dar volumen a un glúteo, se necesitan 300 centímetros cúbicos o más. Las complicaciones son directamente proporcionales a la cantidad de producto colocado”, detalla el profesional.

En los 2000, se vivió una gran fiebre del metacrilato entre médicos y no médicos que ofrecían cirugías estéticas a bajo costo, en medio de la crisis. Esta situación llevó a la ANMAT a sentar las pautas para su uso.

Muchas personas se someten a una cirugía estética buscando "el cuerpo perfecto". (Foto: Adobe Stock)
Muchas personas se someten a una cirugía estética buscando “el cuerpo perfecto”. (Foto: Adobe Stock)Por: InsideCreativeHouse – stock.adobe.com

Existen numerosos artículos científicos y comunicaciones médicas muy categóricas sobre la aparición de reacciones adversas al polimetilmetacrilato utilizado en procedimientos estéticos de relleno, entre los que se encuentran la migración (desplazamiento de su sitio de inyección), la reacción por cuerpo extraño (rechazo) y la formación de nódulos. Por su característica perenne, todas estas reacciones son de difícil tratamiento.

“Queda absolutamente claro que es un material no degradable y que para su extracción requiere de cirugía, dejando un defecto mayor al que se pretende corregir”, resume Wetzel, que insiste en promover una ley de Especialidades Médicas.

Las complicaciones, una pesadilla para los pacientes

Existe la posibilidad de que el paciente tratado con polimetilmetacrilato presente inflamaciones que con el tiempo se convierten en autoinmunes, lo que pone en riesgo la vida de las personas porque afectan todo el tejido conectivo, imitan patologías como lupus, esclerodermias, artritis y dañan órganos como pulmón, hígado y riñón. En estos casos, se considera que el paciente se encuentra en etapa terminal.

Los efectos negativos inician entre 5 y 10 años después de la aplicación de las sustancias. El organismo puede reaccionar de distintas maneras tras varios años, el metacrilato produce inflamación crónica de los tejidos y esto genera granulomas. También se estimulan los precursores de la vitamina D y se libera calcio en la sangre, que luego participa en la formación de cálculos renales.

Fuente: TN

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