Omar Reygadas solo atinó a arrodillarse mientras sostenía una pequeña Biblia en su mano derecha. Llevaba un overol verde, una pequeña riñonera negra y un casco de minero con linterna, su nombre escrito con marcador negro indeleble y la inscripción “Dios vive”. Unos anteojos especiales lo protegían del sol después de tanta oscuridad.
De rodillas y entre gritos de algarabía fue inmortalizado por decenas de fotógrafos que lo rodeaban. Había pasado 69 días a 700 metros bajo tierra en la colapsada mina San José, cerca de Copiapó, en el desierto de Atacama, norte de Chile.
Reygadas fue el minero número 17 en salir a la superficie el 13 de octubre de 2010, de los 33 que quedaron atrapados tras un derrumbe ocurrido el 5 de agosto de ese año. Fue una tragedia que terminó en milagro. Incluso se hizo libro y película de Hollywood.
“En esta fecha quedamos más sensibles. Empiezo a recordar algunas cosas y se me erizan los pelos. Trato de estar tranquilo y esperar algo bonito”, dijo Reygadas a TN, al cumplirse este lunes 15 años del conmovedor rescate que abrazó a Chile y que el mundo siguió en vivo minuto a minuto.
“Estamos bien los 33″
El derrumbe los tomó por sorpresa. Reygadas manejaba un camión cuando escuchó una explosión. Era el 5 de agosto de 2010 y 33 mineros quedaron atrapados a 700 metros bajo tierra.
La noticia recorrió el mundo. En el interior de la mina San José, los mineros se desesperaron. Racionaron la poca comida que tenían, apenas unas galletas y algunas latas de atún y de duraznos y empezaron a rezar.
En la superficie las tareas de rescate empezaron sin grandes esperanzas. Después de 17 días en silencio, una sonda logró llegar hasta el refugio. Los mineros explotaron de alegría.
Al subir a la superficie, una nota adosada a la sonda le daba a Chile una gran esperanza: “Estamos bien los 33″. La frase quedó inmortalizada en el ideario colectivo chileno.
A partir de ahí, el gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera se movilizó para intentar un rescate difícil, pero no imposible. El plan, bautizado “Operación San Lorenzo”, contó con la colaboración de ingenieros, expertos internacionales y hasta especialistas de la NASA.
Finalmente, después de 69 días de incertidumbre, la cápsula “Fénix” rescató uno a uno a los 33, en un operativo seguido en vivo por televisión en el mundo entero. El rescate estuvo rodeado de una profunda emoción y se convirtió en símbolo de unidad y esperanza para Chile.
A 15 años del milagro
Reygadas tiene hoy 71 años, vive en Copiapó y sigue trabajando, aunque ya no es minero. “Seguí con las minería después de que salí, pero mis hijos me pidieron que lo dejara. Me dediqué entonces a otras cosas. Ahora trabajo en una empresa de alquiler de automóviles como chofer externo”, contó en un diálogo telefónico con TN.
A Reygadas le gusta manejar. Su trabajo consiste en llevar los vehículos de una región a la otra, desde donde los turistas los entregan después de un viaje, hasta la sede original del alquiler. Allí no está solo. Con el trabaja otro de los mineros, Franklin Lobos.
A pesar de que podría estar disfrutando de su jubilación, prefiere seguir activo. “Tengo una pensión vitalicia, pero hay que estirar la moneda”, confió Reygadas. La pensión es de 700.000 pesos chilenos, equivalentes a unos 736 dólares. “No es poco, pero hay que trabajar”, reconoció.
De pocas palabras, el hombre dijo que salió adelante sin ayuda profesional, pero con el afecto de sus seres queridos. “La rehabilitación la hice yo mismo con ayuda de mi familia. Me fui al campo. No tuve terapia. Me distraje trabajando y seguí adelante”, señaló.
La tragedia y el milagro dieron paso a un libro (“En la Oscuridad”) y una película de Hollywood, “Los 33″, con el protagónico de Antonio Banderas. Pero Reygadas se quejó de los mineros no vieron un solo peso.
“Del libro y la película no vimos nada. Nos estafaron. Se quedaron con todo. La película la siguen pasando y el libro se sigue vendiendo y a nosotros… nada”, afirmó.
A 15 años del rescate, Reygadas sigue viviendo en Copiapó, su lugar en el mundo, junto a su pareja. Tiene cinco hijos -uno de ellos fallecido- y varios nietos. Además, mantiene una gran amistad con Franklin Lobos y sigue en contacto con los otros mineros con los que protagonizó uno de los hechos más conmovedores de la historia reciente de Chile.
Solo uno de sus compañeros murió, Mario Gómez, el año pasado, a los 74 años. Era el minero de más edad entre los 33.
“Tenemos un grupo de WhatsApp. Intercambiamos mensajes y hablamos por ahí. Incluso, a veces nos vemos”, concluyó.
Fuente: TN