Menos burocracia

ANMAT eliminó requisitos para la importación de productos médicos para uso personal

Desde ahora, se podrá importar sillas de ruedas, andadores, bastones, tensiómetros y otros productos para uso particular sin intervención de la ANMAT ni receta médica

La medida busca simplificar el acceso y reducir la burocracia para quienes necesitan estos productos médicos.

Antes, los trámites hacían que todo fuera más difícil para cualquier persona que quería comprar por primera vez o cambiar, por ejemplo, una silla de ruedas. Estos trámites de compra al exterior se volvían una carrera de obstáculos.

Primero, se necesitaba una receta médica. Luego, gestionar dos autorizaciones previas. También presentar una descripción técnica completa del producto: marca, modelo, país de fabricación, manual traducido. Todo eso, solo para que una silla básica (manual, sin motor ni accesorios) pudiera cruzar la Aduana.

Ahora, todo eso quedará atrás. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) dispuso la eliminación de los requisitos que dependían de su área para la importación de diversos productos médicos destinados a uso personal.

La resolución incluye artículos como sillas de ruedas manuales, bastones, muletas, tensiómetros, estetoscopios, cintas kinesiológicas, almohadillas eléctricas, andadores, coderas, rodilleras, muñequeras, bandas elásticas, nebulizadores, entre otros.

Según detallaron desde el organismo, ya no será necesario contar con una prescripción médica ni realizar trámites específicos ante la ANMAT para traer estos productos desde el exterior. Las personas podrán adquirirlos como cualquier otro bien, respetando únicamente los procedimientos aduaneros correspondientes.

La medida cumple con las directivas impartidas por el Ministerio de Salud de la Nación, que buscan “brindar mayor celeridad a los ciudadanos para el acceso a productos” y permitir que la ANMAT concentre su tarea en el seguimiento y control de nuevos desarrollos sanitarios más complejos. A partir de ahora, quienes necesiten importar estos productos para uso propio no tendrán que lidiar con extensos procesos administrativos que, muchas veces, terminaban desalentando la compra o postergando decisiones urgentes vinculadas a la salud y la calidad de vida.

Eso sí: los artículos adquiridos bajo esta nueva modalidad deberán ser exclusivamente para uso personal, sin fines comerciales. Quedarán bajo responsabilidad del usuario comprador, quien asume los riesgos vinculados a su adquisición y utilización.

Trámites que desalentaban la compra

Hasta ahora, para importar algo tan elemental como una silla de ruedas (incluso una de las más simples, sin tecnología ni diseño especial) los interesados debían atravesar un proceso tan exhaustivo como desgastante. Los obstáculos burocráticos y los altos costos hacían casi imposible la importación de estos insumos.

Personas con discapacidades o enfermedades crónicas, familiares, cuidadores y asociaciones civiles denunciaban desde hace años que los trámites eran lentos, poco claros y, en algunos casos, quedaban encajonados sin resolución. Para permitir la importación, se encontraba la obligación de gestionar dos autorizaciones previas y presentar una descripción detallada del producto (marca, modelo, país de fabricación, entre otros).

Además, se debía conseguir folletos traducidos al español, una factura pro forma y datos clínicos del paciente, entre otros documentos. También, se debía realizar un trámite ante la AFIP, lo que sumaba más complicaciones.

Para muchas personas, acceder a una muleta ergonómica, una almohadilla eléctrica de calidad o una rodillera adaptada ya no dependerá de conseguir un turno médico, llenar formularios y esperar semanas. Podrán buscar el producto que necesitan, hacer la compra online, y seguir los requisitos que indique la Aduana. Nada más.

Los productos alcanzados por la medida están detallados en la web oficial de la ANMAT, que irá actualizando la lista a medida que se sumen nuevos ítems. De fondo, la resolución refleja una intención más amplia: simplificarle la vida a quienes enfrentan condiciones de salud que ya son, de por sí, complejas.

Porque muchas veces, como en el caso de una simple silla, lo que se necesita no es una autorización, sino una respuesta rápida.

Fuente: Clarín

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