Desde el miércoles 7 de mayo, a las 11.30 de la Argentina, 133 cardenales menores de 80 años se encerrarán en la Capilla Sixtina, el mayor ícono artístico y cultural del Vaticano, para elegir al sucesor de uno de los pontífices más populares que recuerde la historia.
No será una tarea fácil. Se trata de un cónclave rodeado por una firme disputa entre dos líneas internas bien definidas. La lucha, esbozada en las congregaciones generales de los cardenales celebradas en los últimos días, se centra entre la continuidad del legado de Jorge Bergoglio o en una ruptura a ese perfil progresista con el regreso a una visión conservadora.
Los ojos de casi 1400 millones de católicos están fijos en el Vaticano. Todo puede suceder en este cónclave. Varios nombres se han barajado en los últimos días como “papables”, tanto de un lado como del otro, pero nadie puede asegurar quién ocupará el trono de Pedro y se convertirá en el 267 papa de la historia.
La lista de favoritos es extensa: los italianos Matteo Zuppi, Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa; los estadounidense Robert Prevost y Timothy Dolan; el húngaro Peter Erdo; el francés Jean-Marc Aveline, el guineano Roberto Sarah, el filipino Luis Antonio Tagle y el neerlandés Willem Eijk, entre muchísimos otros.
Pero los favoritos suelen serlo hasta que se cierra la puerta de la Capilla Sixtina. “Quien entra como papa, sale como cardenal”, sostiene un viejo refrán repetido en el Vaticano.
Qué es un cónclave
El primer papa, Pedro, fue elegido por Jesús, según la tradición católica. Sus sucesores asumieron su labor en secreto, en una votación de pocos y en una época de persecución y martirio.
Cuando la Iglesia se consolidó, el papa empezó a ser elegido por consenso entre el clero y los laicos. Recién en el año 1059 se determinó que solo el cuerpo cardenalicio tenía derecho a elegir al pontífice.
A partir de ahí se fueron sucediendo cambios menores, uno de los últimos decretado por Paulo VI en 1970 cuando excluyó de la votación a los purpurados mayores de 80 años.
El cónclave más largo de la historia duró tres años, entre 1268 y 1271. El fastidio era tan profundo que los cardenales fueron encerrados con llave para presionarlos a llegar a una decisión final. De ahí deriva el término cónclave: “cum clave” (con llave en latín).
Desde entonces, las internas de la Iglesia católica se han dirimido en estas reuniones bajo la protección de una cerradura inviolable.
El último cónclave, en el que resultó electo Bergoglio, duró solo dos días. Empezó el 12 de marzo de 2013 y concluyó el día 13. La deliberación fue breve y se decantó por “el papa del fin del mundo”. El hasta entonces arzobispo de Buenos Aires se asomó por el balcón de la Basílica de San Pedro y anunció el comienzo de su pontificado bajo el nombre de Francisco.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 30 de abril, 2025 10:00
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