Acceder a un crédito hipotecario en la Argentina empieza a mostrar ciertas complicaciones. La suba de tasas encareció las cuotas y los bancos endurecieron los requisitos. Ahora exigen mayores ingresos comprobables, más garantías y plazos más cortos. La consecuencia es que cada vez menos familias califican para obtener un préstamo.
Esta situación llevó a que muchas personas optaran por modificar sus búsquedas: departamentos más chicos, barrios más accesibles o directamente abocarse al mercado del alquiler.
Sin embargo, el acceso a estos préstamos se volvió más restrictivo en los últimos meses. Daniel Bryn, analista del mercado inmobiliario y responsable de Zipcode, explicó que “hubo operaciones prácticamente cerradas que se frenaron a último momento: compradores con la aprobación inicial que, cuando el banco recalculó, se encontraron con nuevas exigencias o con montos menores al esperado”.
También señaló que los bancos endurecieron los “scorings” -las presentaciones que se hacen a las entidades financieras- y piden más antigüedad laboral o permanencia como clientes. “En otros casos directamente suspendieron líneas ya preaprobadas. Son distintas las explicaciones, pero todas apuntan a hacer menos operaciones con crédito”, añadió.
Andrés Salinas, economista y docente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), vinculó estas trabas al contexto financiero: “Obviamente todas las tasas subieron producto de la escasez de pesos en el sistema. La tasa de interés es el costo del dinero: hay menos dinero, entonces cuesta más”.
Según detalló, Banco Macro llevó su tasa al 15% para clientes con acreditación de haberes, el Hipotecario la fijó en 11,9% y Galicia en 11,5%. “Hoy los bancos son más selectivos en la concesión de créditos hipotecarios y, ante el aumento de la demanda, ajustan las condiciones a esta nueva realidad”, indicó.