
Caras con distintas expresiones tristes y consignas escolares simples son parte de una tarea que Joaquín Ruffo, el nene de 8 años asesinado por su padre en Lomas de Zamora, realizó en el colegio pocos días antes del terrible hecho.
En una hoja, la consigna era clara: “Completá las caras de estos chicos con las expresiones que más te gusten”. Debajo, rostros infantiles que representaban emociones. Más abajo, el ejercicio pedía identificar qué sentimientos aparecían según el lugar o la experiencia vivida. La respuesta del chico fue estremecedora. “Colegio: tranquilo y cansancio”, escribió con letra prolija. “Casa: miedo”, anotó después.
La hoja estaba corregida por la docente, con marcas en verde y un “súper” escrito encima. Nadie -o nadie que pudiera hacer algo a tiempo- leyó esa palabra como una alerta. “La maestra lo vio y lo corrigió, yo fui a hablar al día siguiente y como venían las vacaciones de invierno me ignoraron”, denunció a TN Natalia Ciak, mamá de Joaquín.
“Le pedí a la directora llorando saber con qué docente tenía el taller. Me dijo, pedí hablar con ella y nunca nadie se comunicó conmigo”, remarcó. Para Natalia, esos dibujos son una prueba de lo que el nene sentía y no podía decir en voz alta. El crimen ocurrió días después, y el agresor fue su propio padre.
El abogado de la mujer, Diego Lugones, señaló que hubo “negligencia” por parte de la escuela. “Joaquín daba un montón de indicios de que tenía miedo en la casa, y el colegio debió hacer una denuncia al tomar conocimiento, no solo por el padre, sino por la madre, porque no sabían de donde salía el miedo. Capaz, si hacían la denuncia, no estábamos hoy con esta situación”, recalcó.
Natalia y su abogado presentaron una mediación judicial contra el colegio French de Banfield y en las próximas semanas harán una denuncia formal, según adelantaron a TN.
“El viernes 12 de diciembre teníamos la mediación con el colegio -por daños y perjuicios- y nadie se presentó. Ellos saben que hay reglas a seguir, en este caso debería haber una denuncia directa a Defensoría del Menor para saber por qué él había escrito este pedido de ayuda. Muy claro, corregido con tilde verde y que decía ´Felices vacacaciones de invierno, que todos tus sueños se hagan realidad´“, sumó.
A su vez, recordó: “Cuando fui a buscar su boletín y presenté su certificado de defunción como me pidieron, me hablaron maravillas de él, como yo sabía, porque era un chico que no llevaba problemas. Pero al único pedido de ayuda que solicité, me ignoraron, y a él lo ignoraron también. Tal vez si alguien hubiera prestado atención y la docente hubiera hecho su trabajo, hoy sería otra la historia“.
Joaquín fue asesinado la mañana del martes 5 de agosto en su casa de Lomas de Zamora. Vivía allí con su mamá, Natalia Ciak, y su papá, Alejandro Ruffo, quien aprovechó que estaba solo con el nene para asfixiarlo mientras dormía. “Le tapó la cabeza con una almohada”, relató la madre. La pareja atravesaba un proceso de separación y realizaban terapia individual, aunque él había prometido irse de la casa, continuaba ejerciendo violencia verbal y mostraba celos por el vínculo entre Natalia y su hijo.
Ese día, Alejandro preparó un café a Natalia y luego la llevó hasta la combi que la trasladaba a su trabajo. Como de costumbre, él debía llevar a Joaquín al colegio, pero nunca lo hizo. La mujer comenzó a sospechar cuando no recibió el habitual mensaje o videollamada de su hijo al llegar a la escuela y, al comunicarse con la institución, le confirmaron que el nene no había asistido.
En paralelo, Alejandro publicó mensajes agresivos contra Natalia en redes sociales. Cuando ella logró contactarlo, él intentó tranquilizarla, dijo que iba a borrar los posteos y aseguró que Joaquín estaba durmiendo. “Cuando dijo eso, ya lo había matado”, afirmó la mujer. Creyendo que su hijo no estaba en la casa, Natalia llamó a la Policía y se retiró de su trabajo.
Alrededor de las 10 de la mañana regresó a la casa, acompañada por un patrullero, y se encontró con una escena devastadora: Alejandro estaba ensangrentado en el living -había intentado quitarse la vida tras el crimen- y fue trasladado al Hospital Gandulfo, mientras que Joaquín estaba muerto en su habitación. Natalia aseguró que nunca imaginó que el padre de su hijo pudiera hacerle daño y negó que tuviera problemas mentales, aunque las pericias psiquiátricas serán determinantes en la causa.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 19 de diciembre, 2025 08:32
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