“Difundir el Fondo Municipal de las Artes es defenderlo”, dijo Natalia Martirena, directora del Instituto Cultural de Bahía Blanca, en una conferencia donde la historia, el presente y el futuro del arte local se entrelazaron sin eufemismos. Y esa frase, simple pero potente, resume el espíritu de una política cultural que cumple casi tres décadas de vida, sosteniéndose en medio de emergencias, recortes y desafíos.
Creado en 1996 mediante ordenanza, el Fondo Municipal de las Artes es mucho más que una línea de subsidio, es una herramienta colectiva que promueve, capacita y financia proyectos de artistas individuales, colectivos culturales y organizaciones sin fines de lucro. Desde entonces, más de 700 propuestas han visto la luz gracias a este respaldo, transformando parte del mapa cultural de la ciudad.

Este año, la convocatoria abrió el 8 de julio y cierra el 8 de septiembre. Pero detrás de esos plazos hay un entramado que no se improvisa. El Consejo Consultivo Cultural, también creado por ordenanza y compuesto por representantes de diversas disciplinas artísticas, cumple 15 años de trabajo ad honorem, con el objetivo de garantizar que el Fondo siga siendo participativo, relevante y accesible.
Verónica Iglesia, quien representa al área de artes escénicas, lo sintetizó así, “Bahía Blanca tiene un ecosistema cultural diverso, con cuatro escuelas de arte y una comunidad que produce, forma y crea constantemente. El Fondo es una herramienta que no abunda en otras ciudades del país y que se sostiene por la convicción de quienes lo defienden, lo fortalecen y lo mejoran cada año”.
El acto incluyó también el testimonio de dos beneficiarios recientes. Carlos, un investigador apasionado por los Beatles, presentó su proyecto sobre los vínculos históricos entre la ciudad y Liverpool. “El puerto de Bahía alguna vez fue llamado la Liverpool del Sur. Este libro explora esa conexión y rinde homenaje a las influencias del rock inglés en nuestra cultura local. Sin el Fondo, no hubiera podido concretarlo”, contó.
El evento se dio en un contexto atravesado por una fuerte crisis económica y social. Aún así, desde el Instituto Cultural se destacan políticas activas como el programa de emergencia Cultura de Pie, que recientemente otorgó 102 subsidios a espacios independientes, artistas y organizaciones. “Trabajamos día y noche, incluso con la UNESCO, para sostener una política cultural que no sea víctima de la emergencia, sino que esté a su altura”, afirmó Martirena.
