Un hombre de 37 años fue condenado a diez años de prisión por abusar sexualmente de una nena de 12 años, hija de una mujer que accedió a entregarla como parte de pago por el alquiler de una casa en la localidad de Los Juríes, en el departamento General Taboada, en Santiago del Estero.
La madre de la nena también fue condenada: recibió ocho años de prisión por su rol como partícipe necesaria.
La investigación judicial, a cargo de la fiscal Dra. María Emilia Ganem, permitió reconstruir cómo ocurrió el abuso sistemático, que se extendió durante aproximadamente un mes.
El tribunal integrado por los jueces Viaña, Vidal y Rosa Falco determinó que los hechos fueron cometidos luego de que la mamá, quien continuó viviendo en la casa sin pagar dinero, entregara a su hija menor de edad.
Según consta en la denuncia, la mujer se había separado de su pareja y se trasladó con sus hijas —de 4 y 12 años— a vivir a la casa de su excuñada, en el barrio Corvalán. En la vivienda contigua vivía el ahora condenado, identificado como C., de 37 años. Luego de mudarse a esa casa, la mujer comenzó a pagarle un alquiler, hasta que el hombre le propuso que entregara a su hija que la abuse a cambio de dejar de cobrarle dinero.
La propuesta fue aceptada. Desde ese momento, la nena fue abusada reiteradamente. “Los abusos fueron cuando la madre se ausentaba o estaba presente en la casa”, detalla el expediente judicial.
La situación se mantuvo hasta que la víctima logró relatar lo sucedido a su tía paterna, quien presentó la denuncia formal. El 27 de agosto de 2022, el abusador fue detenido. Las pericias psicológicas y médicas resultaron fundamentales para confirmar el relato de la menor y avanzar con el proceso penal.
La causa fue elevada a juicio y esta semana concluyó con las condenas: diez años de prisión efectiva para el dueño de la vivienda, por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado, y ocho años para la madre, quien fue encontrada culpable como partícipe necesaria.
Actualmente, la adolescente tiene 15 años y permanece bajo el cuidado de su tía paterna, quien desde el inicio fue clave para protegerla y contenerla.
