La causa que dejó al descubierto una red de trata de personasque operaba en distintas partes del país se movía como si fuera una empresa. Tenía jefas, financistas, socios, encargados de logística, fotógrafas y hasta una desarrolladora web que mantenía las páginas donde ofrecían servicios sexuales.
La organización, que explotaba sexualmente a mujeres, se expandía desde la provincia de Buenos Aires hacia La Pampa y Santa Fe, con conexiones en Capital Federal y hasta un call center que coordinaba clientes a través de WhatsApp.
El operativo para desbaratar la red se realizó en distintas provincias y contó con 15 allanamientos en simultáneo en las ciudades de La Plata, Berazategui, Quilmes, Bahía Blanca, Santa Rosa, Rosario y Buenos Aires, tras una investigación que se inició en noviembre del 2024.
La magnitud de la maniobra obligó a coordinar a varios jueces de jurisdicciones diferentes, como Juan Pablo Masi, de La Plata; a Nicolás Foppiani, magistrado de Rosario; a Carlos Matías Chapalcaz, de La Pampa; y a Alejandra Alliaud, de CABA.
La investigación determinó que el modus operandi comenzaba con una promesa de trabajo. La denunciante que destapó el caso aseguró que a ella la contactaron ofreciéndole tareas de limpieza, al igual que a muchas otras. Una vez captadas, las mujeres eran obligadas a someterse a la compra de un “book” fotográfico que rondaba los 90 mil pesos, y que luego era usado para armar perfiles en páginas de escorts.
La red controlaba cada detalle. Le entregaban a las víctimas un celular cuyo número era cambiado cada 10 días para evitar escuchas, los encargados manejaban las publicaciones en los sitios web, recibían los mensajes de los clientes y pactaban los encuentros. Después, el 90% del dinero de cada servicio debía ser entregado o transferido a la organización. Quien no cumplía sufría amenazas de muerte.
Otro punto clave era la rotación de las víctimas. Según surge de la investigación, cada 10 o 15 días las trasladaban en micros de larga distancia entre La Plata, Bahía Blanca, Santa Rosa y Rosario para maximizar las ganancias y evitar sospechas.
El negocio generaba cifras millonarias. Solo en dos cuentas de Mercado Libre que usaba la red, los investigadores calcularon movimientos mensuales de $5,6 millones y $7 millones, respectivamente, provenientes de las transferencias de las víctimas.
Los procedimientos, realizados con apoyo de las policías de las tres provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, concluyeron con resultados “altamente positivos”, según la investigación. Además de las detenciones, se secuestró una gran cantidad de material probatorio para la causa, como computadoras, cuadernos, libretas con cuentas, anotaciones, preservativos, lencería erótica, cámaras, una máquina de contar billetes y hasta contratos de locación de los prostíbulos.
Las víctimas fueron asistidas por la Dirección de Rescate y Acompañamiento a las Víctimas de Trata y por profesionales del Programa Nacional de Rescate, que ahora elaboran los informes oficiales para la Justicia.
Esta entrada ha sido publicada el 27 de agosto, 2025 20:30
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