
Luciano Freire, de Ingeniero White, permanece internado en el Hospital Municipal luego de haber sido atropellado el domingo por un Ford Falcon mientras estaba sentado en la vereda junto a un amigo. El conductor, identificado como Paulo Antonio González, manejaba alcoholizado y, según el relato de los testigos, embistió a las víctimas, las arrastró varios metros y luego se tornó agresivo con quienes intentaban asistirlos.
Su esposa, Luciana, contó que Freire sufrió lesiones gravísimas. “Tiene fractura desde la costilla 3 a la 12, fracturadas en dos partes, y una le pinchó el pulmón”, explicó. El hombre permanece con drenaje y bajo cuidados intensivos mientras se evalúa su evolución.
El hecho ocurrió cerca del negocio, donde Freire y Ezequiel González —quien ya recibió el alta— estaban sentados en la vereda. “Lo que él recuerda es que estaban sentados a la vuelta del comercio y de repente tiene un auto encima. El auto llega de golpe y los pasa por arriba”, relató Luciana. El vehículo subió a la vereda, partió un cartel y continuó su marcha hasta incrustarse contra un árbol, dejando a Freire debajo del chasis.
Según el testimonio de la mujer, fueron los vecinos quienes asistieron a las víctimas. “Tuvieron que mover el auto para poder sacarlo. La misma gente fue la que lo ayudó porque los dos conductores nunca ayudaron en nada”, señaló. De hecho, describió una secuencia violenta: “En todo momento se tornaron agresivos… cortaron una rama de un árbol para golpear a los chicos que estaban heridos”.
Luciana asegura que los agresores no solo omitieron cualquier ayuda, sino que incluso intentaron intimidar a quienes se acercaron. “Insultaron a toda la gente que estaba ahí y corrieron a uno de los chicos con un palo”, contó.
La mujer también afirmó que los acusados intentaron alterar la escena. “Sé por la gente que el conductor cambió de rol con el acompañante porque manifiestan que estaba drogado, que no podía ni hablar”, sostuvo. Según su versión, el hombre que terminó identificándose como conductor no sería quien realmente manejaba.
Sobre el momento en que llegó al lugar, Luciana fue contundente: “Pensé que estaba muerto porque no lo veía por ningún lado”. Solo volvió a tranquilizarse cuando escuchó su voz desde la ambulancia. “Me volvió el alma al cuerpo cuando me dijo que estaba consciente”, recordó con emoción.
Hoy, su pedido es claro: “Espero que la policía haga justicia y que estén donde tengan que estar”. También pidió que el responsable no vuelva a conducir: “Hoy fue mi marido, pero podría haber sido una criatura un domingo a las 7 de la tarde”.
Freire sigue “peleándola”, como dice su esposa, y su evolución será clave en las próximas horas.
Esta entrada ha sido publicada el 21 de noviembre, 2025 14:18
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