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Horror en Huanguelén: “Es una tortura eterna: la carta busca infligir dolor”, dijo el psiquiatra Enrique De Rosa

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El trágico hecho ocurrido en Huanguelén, donde un camionero asesinó a su hijo de cinco años y luego se suicidó, dejó al descubierto la brutalidad de un mensaje dirigido a la madre del niño, que recibió una carta donde el agresor buscó infligirle daño más allá de su muerte. El psiquiatra forense Enrique De Rosa, en Siete Mundo, analizó el trasfondo psicológico del hecho y sostuvo que la nota hallada “no es la carta de un suicida, sino la agresión póstuma de un sujeto que busca que la otra persona cargue con un dolor eterno”.

De Rosa explicó que, en estos casos, la víctima sobreviviente queda situada deliberadamente en un lugar de sufrimiento permanente: “El homicida, claramente, busca claramente que la persona que va a quedar con vida quede con una carga que en definitiva sea una tortura eterna”. Para el especialista, el mensaje enviado a la madre —en el que el camionero escribió “Recibí lo mismo que me decías una y mil veces”— es un indicio directo de ese objetivo de daño irreparable.

Según detalló, la dinámica emocional del agresor suele ubicarse entre un impulso de venganza y la voluntad de lastimar por encima de cualquier vínculo afectivo, incluso la paternidad: “Prima en mí el deseo de venganza, de lastimar por encima del amor. Y en definitiva, el móvil termina siendo ese y el hijo pasa a un último plano”.

Consultado sobre si existió planificación o un impulso súbito, De Rosa señaló que en este tipo de crímenes la temporalidad racional pierde sentido: “Cuando suceden estas situaciones puede ser un arrebato en el cual un sujeto tenga una descarga pulsional. El tiempo es casi secundario”. Agregó que, en condiciones normales, la corteza frontal cumple una función inhibidora que evita pasar al acto violento, pero que en estas escenas extremas “la descarga pulsional es inmediata y ya no hay freno inhibitorio ni racionalización”.

El especialista remarcó que este tipo de hechos expresan tensiones profundas entre las pulsiones de vida y muerte, en un contexto social donde, según afirmó, “la violencia está impregnando a toda nuestra sociedad”. Señaló además que la creencia delirante de que el otro tiene intenciones dañinas puede desencadenar la acción: “La persona imagina que la otra tiene unas intenciones hacia él terribles, entonces se lo quiere devolver, pero sin límite”.

Esta entrada ha sido publicada el 11 de diciembre, 2025 14:10

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