Un grupo de madres de Pehuen Co, encendió la alarma tras detectar múltiples casos de gastroenterocolitis entre los estudiantes de una escuela primaria, secundaria y jardín de infantes. Lo que comenzó como comentarios entre familias preocupadas terminó confirmado por análisis bacteriológicos: el agua no es apta para el consumo.
“Desde la institución ya se nos informó y tenemos en mano los análisis: el agua del jardín y de la escuela no cumple con los requisitos sanitarios”, afirmó Rosario Wulff, madre de alumnos afectados. Los estudios revelaron la presencia de bacterias coliformes y mesófilas, ambas indicadoras de contaminación.
La situación se remonta a fines de marzo, cuando varios estudiantes comenzaron a presentar síntomas como vómitos, diarrea, fiebre y dolores estomacales que se extendían durante varios días. “Nos fuimos dando cuenta hablando entre padres, que los chicos compartían el espacio escolar. Y así empezamos a sospechar del agua”, explicó Karen Stankunas, otra madre.
El análisis solicitado por la escuela incluyó una toma de agua realizada el 20 de marzo, cuyos resultados recién estuvieron disponibles un mes después. Los resultados confirmaron la presencia de bacterias que violan la ley de salubridad vigente para instituciones educativas. A pesar de ello, las clases no se suspendieron: los estudiantes continúan asistiendo y se implementaron medidas provisorias como el uso de bidones de agua potable y hervido del agua.
“No sabemos con exactitud qué bacterias están presentes. Solo tenemos indicadores de contaminación. Y lo grave es que hervir el agua no elimina las toxinas que podrían haberse generado”, advirtió Stankunas.
Un problema que va más allá de la escuela
Alejandra Sánchez, otra de las madres involucradas, planteó una preocupación mayor: el problema podría ser comunitario. “Esto no afecta solo a la escuela. Todo el casco viejo de Pehuen Co podría estar usando agua contaminada por napas poco profundas, afectadas por pozos sépticos cercanos”, alertó.
Las familias exigen al Consejo Escolar una solución definitiva: una nueva perforación a mayor profundidad, que garantice acceso a una napa segura. Rechazan la propuesta oficial de colocar filtros como medida paliativa. “Varios especialistas en control de calidad de agua y alimentos nos explicaron que los filtros, lejos de solucionar, pueden empeorar la situación. Al reducir el flujo, se acumulan bacterias y se multiplican”, explicó Sánchez.
El pedido concreto es una perforación de al menos 30 metros, algo que no solo resolvería el problema de la escuela, sino que también podría beneficiar al resto de la comunidad. “No se trata solo de nuestros hijos. Esta es una situación de salud pública”, cerraron las madres, con la esperanza de que el reclamo no quede sin respuesta.
Esta entrada ha sido publicada el 21 de mayo, 2025 13:45
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