El corte de la Ruta Nacional 35, a la altura del kilómetro 65, mantiene en vilo a productores rurales, vecinos y autoridades de la región. La preocupación no solo gira en torno a los desvíos provisionales, sino también a una situación menos visible pero crítica: el estado de las alcantarillas. Esta semana, productores de la zona se reunieron con autoridades de Vialidad Nacional y Canal Siete dialogó con una de las voces que más viene insistiendo en el tema: María Florencia Stremel, productora rural de San Germán.
“En el kilómetro 65 se está trabajando sobre un desvío, pero el problema real está en las alcantarillas. Hay 60 en total, de las cuales 12 son principales y necesitan relleno de cemento urgente. Si se habilita el tránsito sin repararlas, podríamos tener un accidente grave”, alertó Stremel.
La respuesta sin embargo, todavía no llegó, y eso frena cualquier avance estructural. “Se están tomando decisiones con lentitud. Incluso se perdieron días evaluando si el puente existente podía salvarse. Finalmente se resolvió que hay que construir uno nuevo, más largo y más ancho, acorde a la normativa actual. Pero Vialidad Nacional no cuenta con fondos para encarar una obra de esa magnitud, por lo que hoy el puente parece un proyecto inviable”, explicó.
En este contexto, el único objetivo urgente es garantizar un desvío seguro, algo que todavía no está resuelto. “No tenemos un desvío habilitado ni para tránsito liviano, ni para pesado, ni siquiera para una ambulancia. El único camino posible es un tramo de tierra entre San Germán y Berraondo, que mantienen los municipios de Puan y Tornquist, pero es una solución mínima para una situación muy seria”, sostuvo.
La falta de recursos queda expuesta en cada detalle. “Vialidad nos dijo que ni siquiera tienen carteles para señalizar los desvíos. Si no hay señalización, imaginate lo que puede pasar con una alcantarilla en mal estado”, cuestionó Stremel, quien además informó que, si bien hay licitaciones en marcha (como una reciente en el kilómetro 32), no hay fechas concretas ni plazos definidos.
El impacto del corte no es menor. Afecta directamente a la producción agropecuaria y al abastecimiento de toda la zona. “Pagamos hasta tres veces más por los fletes. Y no es solo una cuestión productiva: hay chicos que tienen que estudiar, familias que necesitan atención médica en Bahía Blanca, pueblos como San Germán o Villa Iris que quedan prácticamente aislados. Es una cadena que no termina nunca”, describió con preocupación.
Aunque la reunión con autoridades de Vialidad dejó planteos claros, no hubo respuestas precisas. “Quedamos en volver a reunirnos en 15 o 20 días para ver si hay avances en el kilómetro 32 y si hay alguna novedad respecto a las alcantarillas. Pero la realidad es que no tenemos una fecha estimada para nada: ni semanas, ni meses, ni años. Solo incertidumbre”, concluyó.
