Una ciudad que otra vez siente en carne propia lo que significa vivir al borde del agua. Monte Hermoso fue este domingo escenario de una nueva sudestada que dejó estructuras dañadas y la memoria despierta de lo que ya ha pasado antes.
La imagen es elocuente: el agua invadió parte de la rambla céntrica en Costanera y Dufaur y alcanzó niveles preocupantes en zonas como Villa Faro, donde las casas están construidas casi encima de la playa. En ese punto, la línea que divide tierra y mar se vuelve cada vez más delgada.
No es la primera vez que el océano avanza. En la década del 70, una gran sudestada arrasó con viviendas en Villa Caballero y Faro Recalada. Hoy, medio siglo después, la historia se repite con otras formas pero la misma advertencia: el mar no olvida su territorio.
El temporal arrancó el fin de semana y se intensificó durante la madrugada del lunes. Las ráfagas llegaron a los 80 km/h, según un informe difundido a las 9 de la mañana, aunque con el correr de las horas se esperaba una baja progresiva. Aun así, el viento fuerte dejó voladuras de chapas, carteles y maderas, especialmente en las zonas más expuestas a la costa.
El Municipio, ante el escenario, suspendió todas las actividades previstas para la jornada, incluidas las clases en los establecimientos educativos. Y además se recomendó evitar circular por toda la Costanera y, para quienes necesiten ir o volver de Sauce Grande, utilizar el Camino de Cintura como vía alternativa.
