El negocio comenzó hace 7 años atrás con muchos sueños y expectativas, aquellas que se derrumbaron en los últimos días cuando decidieron cerrar definitivamente sus puertas.
Los números no cierran y no hay un panorama claro de cuando el rubro de indumentaria pueda trabajar, ésto forzó a Antonella Chico como a tantos comerciantes a decir basta.
La cuarentena y su consecuente crisis económica sigue cobrándose víctimas. Ese local lleno de anhelos y crecimiento, se vió derrumbado por el urgente pago de impuestos, salarios y alquiler que no esperan. Allí la decisión dolorosa y frustrante del trabajador de decir “hasta acá llegué”.
Esta entrada ha sido publicada el 27 de mayo, 2020 14:56
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